sábado, noviembre 17, 2012

El largo camino antinuclear

_____por Amayuelas
El 2 de marzo de 1971 se conectaba a la red eléctrica la central nuclear de Santa María de Garoña, la segunda instalación más antigua de la península. Casi de manera paralela comenzó la campaña de rechazo social a la misma. Un largo camino que parece que llega a su fin.
Milan Kundera escribió sobre la diferencia entre una carretera y un camino. Definió la primera como un recorrido donde son relevantes el punto de partida y el de llegada, mientras que en el segundo adquiere especial importancia el trayecto. Parado al borde del camino, esperando a ver a dónde nos llevará el último giro del mismo, aprovecho para mirar hacia atrás, para ver lo recorrido y reconocer el trabajo de los que nos han acercado al desenlace. Son muchas las personas que han empujado cuando las cuestas eran más empinadas e intentar nombrarlas a todas es algo imposible. Trataré de condensarlas en tres ejemplos, con quienes he tenido la suerte de caminar y de aprender.
Jon Kepa Iradi, de Ecologistas en Acción, representa el tesón, el trabajo constante, de hormiga, recopilando datos, sistematizando evidencias, contrastando teorías. Su libro 'Amanecer sin Garoña' es una concisa recopilación de los argumentos más claros y relevantes en los que se basa, no solo el rechazo a la central burgalesa, sino a la energía nuclear en sí misma. En sus muchos años de caminar, Kepa ha llegado hasta compartir sus puntos de vista y sus bien cimentados planteamientos con científicos coreanos.
Carlos Bravo, quien fuera portavoz de la campaña antinuclear de Greenpeace, personifica el activismo creativo y pacífico para movilizar a la población. Hizo de todo: desde sobrevolar en globo la central para denunciar la escasa seguridad de la misma, hasta entrevistarse con cuantos responsables públicos quisieron recibirle. Sin embargo, la organización internacional que presume de ser políticamente independiente, ejecutó un ERE ordenado por un retornado de aventuras políticas frustradas, que ha conducido a Carlos hacia otros rumbos.
Jorge Baldessari, el argentino afincado en Portillo de Busto, impulsor de AVACA, la Asociación de Vecino Afectados por la Central Atómica. Fue el ejemplo de la tan colosal como silenciada movilización local en pro del cierre. Incansable en sus viajes, entusiasta en sus argumentaciones, cálido en el tramo corto. Nos dejó hace unos meses, sin alcanzar estas últimas etapas que nos acercan a unas Merindades libres de amenaza nuclear. Sin duda, su lucha deja una preciosa herencia a su compañera, a su hijo y a todos nosotros.
Si definitivamente la central se cierra, dos tareas quedarán pendientes. La primera, conseguir que las Merindades puedan caminar hacia un futuro de desarrollo económico sostenible y respetuoso con el medio. Y en línea con esta, la segunda, conseguir que no se envenene el subsuelo de la comarca taladrando su piel para extraer gas mediante fractura hidráulica.

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