por Rufino Hernández
Burgos no es diferente, aunque es verdad
que aquí hace más frío que en otras partes y hasta el lenguaje es más seco, más
asperón, que diría Mazuela. E el gobierno de la casa consistorial intenta dulcificarlo,
creo que con la intención de ocultar verdades o, dicho de otra manera más clara
y castellana, para tapar y esconder las vergüenzas, podredumbres y malos olores
que emanan en ciertos despachos municipales.
Es verdad que Burgos no es
diferente, poco a poco van saliendo hilitos semejantes a los de Rajoy en
tiempos del chapapote, y parece ser que estos escapes proceden de una gran bolsa de hedor y podredumbre de la que algunos llenan su cartera.
tiempos del chapapote, y parece ser que estos escapes proceden de una gran bolsa de hedor y podredumbre de la que algunos llenan su cartera.
Las primeras contaminaciones
conocidas de esta etapa del reinado del
señor Lacalle, han sido las facturas telefónicas del señor Villanueva, meses
después, nos enteramos de más duplicados de tarjetas de telefonía con costes
abusivos, que hemos pagado todos los ciudadanos de Burgos, digo todos, porque el Ayuntamiento es de los
vecinos, los concejales solamente son gestores interinos.
La pérdida de ordenadores
portátiles por ciertos ediles, fue un hilito más que obligó a destapar el señor Salinero en el
salón de plenos, pero no trascendió a la opinión pública, el que sí trascendió
fue el que brotó en las cocheras del Ayuntamiento: El concejal Santiago González
Bracenas, vulgarmente conocido como “el Tala”, hacía limpiar su coche privado a
los empleados municipales .Días más tarde de ser descubierta la corruptela, el
mencionado concejal, de forma malhumorada, desmentía su fechoría en el pleno
municipal.
Recientemente ha habido otra rendija por la que se ha colado otro hilito, esta vez ha sido en el
parque de coches oficiales, ahí nos encontramos a dos importantes sobrados: a
los señores concejales Ibáñez y al señor Bracenas, este nombre se vuelve a repetir, en excursión a los
“madriles” en un pomposo y gratis coche oficial,
para disfrutar placenteramente y ver el fútbol en el estadio de Chamartín.
Lo que me ha dejado obnubilado,
ha sido la rapidez con la que han actuado nuestros excelsos
concejales en el caso de la
Peña Recreativa
Castellana. Esta peña iba a dar a conocer a toda la ciudadanía de Burgos,
los tufos y podredumbres que salían de los despachos de la concejalía de
servicios sociales, cuya responsable es la señora concejala Ana Lupidana, a
través de las chirigotas de carnaval. Enterados de tal osadía, y con la ligereza
que les caracteriza, nuestros queridos concejales formaron comisión y, montados
en cólera, se dirigieron a la Peña Recreativa Castellana para censurarles la
chirigota de su fiesta carnavalesca.
Todas estas hilaturas van formando una enorme madeja que nos lleva a esa bolsa de hedor y podredumbre a la que antes
me refería, al mismo tiempo demuestran que, éstos que nos desgobiernan, no han
venido a la política para interesarse y resolver los problemas de la poli y de
sus habitantes, sino a defender sus
propios intereses y los de sus amigos.
Habrá que repetirlo una vez más: Ven a la
ciudad como un negocio. Hablando de negocios, dos importantes tiene abiertos
este Ayuntamiento que servirán para seguir engordando a sus amigos: El de
Fuentes Blancas y el de la calle Vitoria.
En el
negocio de Fuentes Blancas, van a utilizar la misma táctica que realizaron en la Isla , y en todos los
servicios públicos que han sido privatizados: Primeramente los someten a una
fase de deterioro, desprestigio y abandono, para luego, en segunda fase,
privatizarlos y dárselos a sus amigos como un negocio fácil, saneado y
rentable.
Es verdad que
los chopos de Fuentes Blancas están enfermos, debido al agotamiento de su
ciclo vital, y que el parque necesita una regeneración, pero ésta se debía
haber hecho paulatinamente, durante los últimos quince años por los servicios
municipales de jardines. De esta manera, no hubiera costado dinero alguno a las
arcas municipales. Pero no, ese servicio no se realizó en su día, y hoy es
necesaria una actuación brutal. Aquí, en esta tercera fase, entra el negocio
privado: El Ayuntamiento contrata a una
empresa privada para solucionar los problemas acumulados, al tiempo que se llevará
un montón de miles de euros de todos los burgaleses.
Es incomprensible
esta manera de gobernar, pero es más sorprendente que la concejala de medio
ambiente, Carolina, utilice este despropósito para posar en televisión y
presumir de ecologista y hasta de progre, cuando su discurso es simplemente
demagógico y cínico.
El nuevo negocio de la calle Vitoria suena a
dislate total. A pesar de que el Ayuntamiento no tiene un euro en su caja, sino
un montón de números rojos, saca a subasta esta acción urbanística. Es la empresa MBG, la ganadora de la plica. Después de esta
adjudicación de obra, se cambia el proyecto y, sin convocar nueva subasta, la
obra queda definitivamente en manos de la misma empresa.
La consecuencia de
todo este manejo, es que tendremos en Burgos la primera calle privatizada de la Historia , ya que esta
empresa constructora se encargará del mantenimiento de la calle durante
cuarenta años, al igual que del aparcamiento de vehículos que se construirá.
Todo esto se explica al averiguar que la
empresa constructora pertenece a la familia del ex-presidiario señor Pozo. Mucha gente intuye que este señor Pozo es el que realmente manda en el
Ayuntamiento de Burgos, aunque no esté en su nómina.
Yo lo siento por los
vecinos de Gamonal y Capiscol, ya que serán coaccionados e indirectamente
obligados por el Ayuntamiento a comprar plazas de garaje en el aparcamiento del
señor Pozo .Los medios empleados pueden
ser varios: Aumento de las multas a los vehículos, implantación del
estacionamiento vigilado, y otras medidas que
inventarán, no lo duden. A mí, en esta época en
que vivimos, todo me huele a sobres, ya
saben ustedes a lo que me refiero.
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