domingo, abril 20, 2014

Nº 68 Homenaje a Carlos Gómez (Kuachan)


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Chapeau, Carlos
Fernando Ortega Barriuso

Quién fuera Carlos Gómez para resumir en un dibujo o en una viñeta la vida de una persona. O El Zurdo para expresar con certeras y brillantes palabras las sensaciones vividas en estos últimos días.
Pero, lo admito, soy incapaz y así
mejor desisto de ese intento y –por ello- no seré yo quien reste caracteres o espacio para que la obra –escrita y gráfica de Carlos Gómez- figure lo más ampliamente posible en esta antología como homenaje a su vida, que no por  pequeña deja de estar realizada por unos corazones llorosos y a punto de estallar.
Carlos Gómez se nos fue. Tenía tanta prisa de conocer, de pensar, de vivir que, al final, agotó su cupo de experiencias demasiado joven.
¡Qué decir!, Carlos… Tantas cosas… que las intentaré resumir en este pequeño diccionario, realizado en tu recuerdo:
C  de colega de creador, de curioso, de cálido, de culto, de certero, de culo de mal asiento…
de amante de tantas cosas, de artista, de amigo, de alegre, de achuchable…
R  de rebelde, de romántico, de risueño, de radical, de rico en valores…
de legal, de lúcido, de libertario, de localista y universal…
de osado, de optimista, de (h)onesto…
S  de sensible, de solidario, de sonriente, de sencillo…
…S de siempre en el corazón.
Carlos Gómez, Charly, Zurdo, Carlitos… ¡Tantos nombres en tantas facetas! ¡Tantas facetas en un gran hombre!
“Que nadie me honre con lágrimas ni celebre mis funerales con llanto.
¿Por qué? Voy revoloteando vivo en boca de los hombres”.
 Ennio, poeta romano.


El invierno
Kuachan
Artículo de Carlos aparecido en el nº 61 del Perdigón

El invierno es un sol sin dinero, un cielo a la baja pariendo estrellas cadáveres sobre la alegría encorralada de las montañas cobardes. El invierno es un banquero de oro fiero, una polvareda de colonos doblándose el lomo hasta las horas opacas, un pájaro negro manufacturando canciones de llanto, un altavoz sólo de consonantes, un décimo de chiripa, una poca de nieve verde huyendo en el autobús que lleva a la ermita.

Es un agua antigua parándose en seco el invierno. Un amor pirujo que pasa de largo por la Firestone, la hilera
de chopos fumándose un chándal, un verso de Dylan sobando a la niebla, una rotondita sin garzas en medio del río, la mirada roja de una pena en la cola del paro, el pesebre yermo sin sus inquilinos.

¿Qué querrá el invierno, qué le hizo el mundo, por qué refunfuña?

Es un delincuente que viene de nuevas, una fiera triste que tiene mil cuevas. La luz entontece, se esfuma el trabajo a caballo de este desgobierno, se mueren los bichos de chicos ante el aire claro y el papa de Roma tuitea bien bravo, de cara al invierno.   




CONFIDENCIAS ENTRE AMIGOS

Llevábamos meses esperando el triste final. No por esperado ha sido menos doloroso, nos estamos refiriendo a nuestro amigo Carlos Gómez (Kuachan) cuando escribía en el Perdigón. Recuerdo aquella mañana en que Virgilio me dijo: Ángel,  acabo de fichar para el Perdigón al mejor escritor de Burgos –y ¿quién es ese? le pregunté- Carlos Gómez un periodista de Diario 16, hoy es el que hace la caricaturas del Diario de Burgos. No sólo, continuó Virgilio, es bueno escribiendo y dibujando, como persona es excelente. Esto lo pudimos comprobar los que hacemos el Perdigón. Todos los sábados a 11 de la mañana nos reuníamos en la Casa de Cultura de Gamonal. El, su café cortado, adornado con un poco de canela que le ponía Esteban, nosotros con el descafeinado y una galleta Napolitana, así empezábamos la tertulia. Hablábamos de todo, diseñábamos el Perdigón, contamos chistes, respirábamos alegría, sin esfuerzo fue naciendo el cariño. Su aportación, tanto en sus escritos, como en sus dibujos y caricaturas hizo del Perdigón una revista con más personalidad. Quién no recuerda la portada de “Somos los Rojos de la Roja” y sus escritos llenos de esa fina ironía popular que también él sabía manejar. Juntos vivimos el desarrollo de la enfermedad. Jamás le vimos quejarse, ni un mal gesto en su rostro, ni un no puedo. Pero esa maldita enfermedad no perdona, poco a poco fuimos viendo el deterioro, un día nos dijo: no sé si podré seguir viniendo, no volvimos a verle. Por Internet manteníamos algún contacto, pocos, intentando molestar lo menos posible. Ayer le vimos en el Tanatorio San José.  Con muchas lágrimas, con mucha rabia en el corazón pero también  con alegría por haber tenido la suerte de compartir una amistad de la que aprendimos el valor de la generosidad y de la  humildad. Gracias Carlos por todo lo que nos diste. Queremos pensar que te encontrarás con Virgilio. Que juntos hablaréis de cosas como estas:

Virgilio: Pero ¡coño Carlos!,  ¿qué haces tú por aquí?
Carlos.- ¿Qué quieres que haga? Vosotros sabréis para que me habéis llamado. Yo no creas que tenía ganas de venir.

Virgi.- Espera Carlos que miro la ficha, a ver que pone. Mira lo que dice. Habiendo sido aprobado por la Asamblea Ciudadana la creación de un nuevo diario y por carecer de articulistas y caricaturistas,  la Asamblea propone a la Corte Celestial llame a Carlos Gómez para cubrir estos puestos.
C.- ¡Leches Virgilio!. Podríais haber llamado a Malduenda el de la Razón, ese que es de derechas y amigo de Rouco Varela, lo podría hacer mejor que yo.

V.-  Pero ¡qué dices!  Cuando San Pedro me preguntó: ¿conoces a alguno  que escriba bien y tenga la humildad suficiente para el nuevo diario? Yo me acordé de tí,  le dí a leer unos artículos tuyos del Perdigón y le encantaron. Después Pedro lo propuso a la Asamblea y se acordó por unanimidad. Ya sabes aquí lo que se aprueba en asamblea no hay dios que lo eche para atrás.
C.- ¿Entro ya fijo o me hacéis contrato?

V.- En principio contrato por 3 meses celestiales.
C.- Eso de celestiales, ¿qué quiere decir?

V.- Tres meses aquí son como tres mil en la tierra. Eso si, el sueldo es escaso por la crisis que tenemos.
C.- Pero, ¿hay crisis en el cielo?

V.- “Ay Carlos”. Llevamos más de 1 mes celeste que no entra un católico en el cielo. Los últimos fueron El Che Guevara y Durruti y nosotros dos. El pobre San Pedro está que arde porqué él cobra por cada cristiano que entra y lleva sin cobrar el plus de productividad la hostia de tiempo. Pero tú no te preocupes, yo voy a ser tu jefe directo, conmigo no tendrás problemas. Ven que te voy a enseñar tu despacho. Oye, pero ese maletín que traes ¿para qué es?
C.- Como suponía que te encontraría, te he traído los últimos Perdigones.

V.- No hacía falta, hombre de dios. Aquí está todo archivado. Mira ven a esta sala. Voy a ponerte en esa pantalla todo lo que ha pasado en Burgos últimamente. ¿Por dónde quieres que empecemos?
C.- No sé. Ponme cosas del barrio de Gamonal.

V.- Vale. Vamos a ir al año 2012. Coño mira ahí estas en el bar Liverpool  tomándote una piedra como tu llamas al chupito de Güisqui. En esta otra toma estás en el Bar Jose jugando al mus con Miguel y Valentín. ¿Te acuerdas de esta partida?  Aquí Miguel te echa un órdago a pares, mira, a que le quiero con dos cuatros, que no jodas el juego te dice tu compañero, que le quiero que Miguel se está tirando un farol, que tiene dos ases. Ahí dices, quiero y justo dos ases tenía el bueno de Miguel. Mira como se ríen los que están mirando.
C.- Esa partida hizo historia. Qué bien lo pasaba con la gente del barrio; Cuántas meriendas, partidas de mus y noches de jarana he pasado en Gamonal. El mejor barrio de Burgos con diferencia.

V.- En esta toma estás en el bar de la Casa de Cultura con Ángel, Álvaro, Rubén, y otro mayor que yo no conozco.
C.- Se llama Rufino. Escribe para el Perdigón y lo hace muy bien. Además trabaja la huerta y siembra unos alubiones de padre y muy señor mío.   Buen puntal, peca un poco de leninista, pero nadie es perfecto.

V.- Hombre que sea Leninista no es ningún pecado, al contrario, al cielo suben más leninistas que populistas. Claro que los que suben son los militantes de base. Los  jefazos suele mandarlos Pedro al infierno.
C.- Eso quiere decir que Carrillo está en el infierno.  O sea,  las comisiones de aquí son  como las de la tierra va para largo. Una cosa Virgilio: ¿Aquí no tenéis corrupción,  como en la tierra?

V.- Intentos de enchorizar sí que ha habido. Pero en el momento que alguno se pasa ¡cataplum! al trullo de patitas. Espera un poco, vamos a ir al 2008. Ahí está, ves a ese que va coger el avión, mira que cacho de maletín lleva, es Bárcenas y el que va detrás le conoces es el Bigotes y otro más que viene corriendo es Camps, coño en ese no me había fijado antes, si es el Arenas y esa mujer que disimula mirar para otro lado ¿no te parece que es la Cospedal?, ¡coño que lo es!. Todas las semanas cogen un avión con destino a Suiza. Otros van a las islas Caimán a Mónaco, todo el día con el maletín para aquí y para allá. No paran. ¿Quieres que te ponga como cobran los sobresueldos?
C.- Ya vale Virgilio. Eso ya lo conozco, prefiero que me pongas algo de la pelea de Gamonal.

V.- Vamos a ver 2014, República de Gamonal, 10 de Enero a las 9 de la noche. Mira la policía empieza a cargar, la gente les hace frente, tumban las vallas, hay otros que rompen las lunas, menuda batalla. Mira ese cabrón de poli como golpea a esa pobre chica, mira ese otro zurrando a un abuelete y aquellos del fondo deteniendo a vecinos que salen de un bar. Están levantando una barricada, quemando contenedores. ¿No te da gusto Carlos, verles como luchan contra la corrupción? No veas Jesucristo cuando vio el video,  pidió permiso al Padre para bajar a echar una mano.
C.- No fastidies Virgilio que Jesús quiso volver a la tierra.

V.- Lo que yo te diga. Tuvo una bronca cojonuda con su Padre. Le llegó a amenazar con marcharse de casa si no le dejaba bajar. El Padre con buen criterio le dijo: ¿Para qué quieres bajar para que te vuelvan a matar? Encima querrás liarla como en el templo, volcar las mesas de los mercaderes y liarte a latigazos con ellos. Seguro que bajas ahora y te lías a romper las lunas de los bancos y estarías en primera fila gritando en la sede de Promecal “Méndez pozo al calabozo”. Que te conozco Jesús, que para una vez que te dejé ir, mira lo que pasó.No comprendes que Rouco Varela es como los del Sanedrín, con ése no llegas ni a los 30 años.
C.- Pues una pena que no viniese. Con Él al frente todavía se estaría dando leña a los banqueros y rompiendo lunas de los bancos.

V.- Eso dalo por seguro. Espera, vamos a avanzar un poco el video. Mira aquí está el alcalde Lacalle en la sede del PP. Está con Rajoy en su despacho, oyes como grita Rajoy: eres tonto, gilipollas, dejas que cuatro pelagatos te monte este lío por una comisión de mierda, si el que con niño se acuesta meao se levanta. Anda larga de aquí y olvídate de esa obra. Con lo bien que llevábamos la crisis y el caso Gurtel vienes tú y en dos días lo jodes todo. Larga de aquí y no hables más por televisión que cada vez que tú y el Ibáñez ese abrís la boca, sube el pan. Así que estar calladitos ya os buscaremos algo en Telefónica o en Iberdrola.
C.- ¿Y el castigo va ser un puesto en Telefónica como al Aparicio?

V.- Pero no creas Carlos que hemos avanzado mucho. Antes les hacían Cardenales y a algunos Papas. Así está la Iglesia como está.
C.- Mira después de ver esto no quiero ver más. Dime cual va a ser mi despacho y me pongo a currar que es lo mío.

V.- Puedes elegir este de 420 m.  con aire acondicionado, jacuzzi, gimnasio, piscina, salón anexo para conferencias y capilla para orar.
C.- No me fastidies Virgilio. A mi dame uno que se parezca a la habitación que tenía en casa. Ya sabes que a mí el famoseo nunca me gustó, rindo más sin tanta pijotería.

V.- Pero que humilde eres. No sé si aquí medraremos los dos. Siempre fuimos de perdedores por la vida y así seguimos. Pero lo vamos a pasar de puta madre vigilando a estos del Perdigón.
C.- Joder que atrevidos son. Ahora quieren sacar un libro de poemas.

Qué gran pena no poder disfrutar de ellos. Se fueron cuando el mundo empieza a despertar de la  barbarie capitalista. Algún día el cielo bajará a la tierra para enseñarnos el vídeo de la fraternidad.


CARLOS GÓMEZ Y OLEGARIO
DE NICODEMUS
Carlos de la Sierra 

En esta tarde luminosa y triste del domingo 6 de abril de 2014 escucho Ommadawn, como hiciera tantas veces en los años finales de los ochenta. Pero no dejaré que la pena me invada. Olegario de Nicodemus es un personaje extraño, fruto de las “palizas” verbales que me endilgaba Virgilio Mazuela, padre putativo; y de muchas noches de insomnio, tabaco, menta-poleo y ansiolíticos de este que escribe. La primera “encarnación” gráfica del mozo modubeño se debe a la pluma de César Olano, amigo del Virgilio a quien nunca conocí; después, José Luis Larrosa dibujó un Olegario formidable, sobrevolando la Casa del Cordón colgado de una cuerda, del que conservo fotocopias y pruebas.

Pero el creador definitivo de Olegario es, sin duda, el simpar Carlos Gómez, bien a su pesar, como atestigua en el artículo “Cómo dibujé al Olegario” -por cierto, Carlos escribía como Dios: “Me dice el redactor-jefe, a la sazón José Ángel Esteban, que os cuente cómo dibujé al Olegario el del Centenario. Le he dicho que bien y que vale, pero un servidor opina que esas cosas de los borratajos nadie sabe ponerlas adecuadamente con un bolígrafo Staedtler Micropen 306 Super Germany azul. (…) Refiriéndome más concretamente a los personajes de Carlos de la Sierra, diré que nunca los he tenido en la cabeza porque esta gente de ficción es un poco cabrona y enseguida se te suben a la chepa y también porque mi memoria está bastante deteriorada por culpa de la falta de ética de los vendedores que se ponen dos chepas para ir a trabajar. (…) Esta manera de hacer las cosas tiene la pega de que, por ejemplo, Marianilla, la chica del mesón de Bonifacio, no tenga los rasgos muy definidos ni sea, en el dibujo, tan dulce y tan desgraciada como en el texto se indica o que las indias del Brasil que protagonizan los últimos capítulos parezcan un poco putones cuando la candidez y la paz que da la naturaleza deberían verse en sus ojos. (…) Podría seguir contando cosas (…), pero son la una y media pasadas y hemos quedado a las dos para ir a Modúbar y echarnos una foto”.
Llegó tarde, pero al día siguiente salimos los dos juntos en el ALFOZ de Diario 16, en una foto memorable de Miguel Ángel Izquierdo; el trasunto de la foto daría para un relato corto. Olegario se había publicado entre el 20 de septiembre y el 17 de noviembre de 1989, en cuarenta y tres entregas, y no hablé personalmente -que recuerde- con Carlos Gómez hasta el día del encuentro modubeño. Desde ese instante supe que tenía un amigo. Uno de los mejores.

Cuando a finales del año 2003 llamé a Carlos Gómez para decirle que iba a publicar la edición ampliada de Olegario de Nicodemus, ahí estaba; puntual no, pero sí sonriente, afectuoso, despistado y enorme, como siempre. Leed atentamente, amigas y amigos, estas palabras de Carlos Gómez, de Carlos en estado puro: “(…) Ahora es una aireada mañana de otro siglo y Carlos lo ha dejado. Ya no fuma. Estamos en el Polisón y coge la taza y la tetera, toma asiento de cara al bar. Mientras saluda a alguien dos días antes de que termine el 2003, me comunica que tiene planeado publicar las andanzas de Olegario y que le gustaría trufar el libro con algunos de aquellos dibujos que realicé cuando ambos atesorábamos muchísima menos venganza. Le veo contento. (…) Las nubes que cruzan el cielo están que ni pintadas, y el viento helado, que se presiente en los semblantes de los transeúntes que marchan del otro lado de los ventanales, más limpio que la patena”. Sensibilidad narrativa, calidad literaria y amistad a raudales.
En la versión de “Olegario, el del Centenario”, escrita al alimón con Virgilio Mazuela -dibujos de César Olano y portada de Néstor Pavón-, abordaba Olegario un barco repleto inmigrantes navegando a la deriva, sin puerto de amarre -rigurosamente cierto el caso-, y compartía con los niños y demás viajeros del paquebote herrumbroso, los últimos sorbos de agua de la Fuente de la Eterna Juventud, vitales para su vida. Ahí terminaban las aventuras del mozo nacido en Modúbar de la Emparedada a finales del siglo XV.
Querido Carlos, sé que en el mismo barco navegas tú ahora, junto a los niños, al lado de los más necesitados. Entre los pasajeros, con toda seguridad, encontrarás a Virgilio Mazuela, nuestro amigo del alma. Seguro que él, y tú, juntos, sabréis escribir, y dibujar, las mejores historias de la eternidad. Descansa en paz, queridísimo Carlos.

           Kuachan 
Rubén de la Peña
            Llegó al final. Sólo el puro cielo, cenizo, medio quemado por la nublazón de la noche. La tierra se había caído para el otro lado
 (Juan Rulfo)


            Poder decir tu nombre
en esta página,
a toda página,
y renombrar nuestra amistad,
el compromiso nuestro,
a voz en duelo.
            Qué lástima que tu nombre
llegue para bautizar esta pena
hoy más sola y lejana
de letras y de ternura.
            Hubiese deseado
usar tu nombre,
tu aprendido nombre, 
como hacen los recién enamorados,
con la ilusión de los que por fin se encuentran,
y pronunciarlo en voto continuo
para que el mundo entero
se entere de nuestra lucha,
de la vida que nos une.
           
Pero no,
pronunciarlo ahora
resbala como el mercurio
y se me escapa corazón abajo,
hasta espesarme la sangre
y ralentizar el pulso.
Un sabor a despedida, a cobre y herrumbre
surge en cada sílaba.
            Decir Carlos es decir adiós
y no quiero;
que tu sonrisa la desdibuje el recuerdo,
que tu conversación se ahogue en añoranzas.
            Un silencio de lectura
es ahora tu nombre.
De lo que aprendí
me visto para un funeral
de frases rotas, parcas y secas,
de trazos borrados y burlescos.
           
Como final de novela
sobre Rancas,
Juan, Manuel y, ahora, Carlos,
hablan los muertos en conversación
más sabia, si cabe.
Los vivos sordos quedamos
más sordos, si cabe.


Ladrones
Kuachan
Artículo de Carlos aparecido en el nº 32 del Perdigón

Los ladrones ya no son lo que eran. El Lute y el Dioni están obsoletos y han dejado paso a los manejos de los políticos y a los tantarantanes del empresariado. Es tanta la caradura que le echan, tanto el desparpajo con el que roban, tanta la connivencia de estos muñidores, que van a terminar instaurando en las dormidas conciencias del rebaño la naturalidad de sus dolosas acciones. Así, todo aquel político que no se aproveche grandemente del cargo será un insustanciado y un gili, un inútil sin carisma que no se merece estar en el machito ni con el mazo dando. Lo suyo es llevárselo crudo sin disimulos ni reparos, arramplar con los planes de ordenación urbana a porta gayola y guardárselos en el maletín, engañar al árido y ensimismado numismático y birlarle los cuartos al socaire de las instituciones que le defenderán con uñas y leyes. En los tiempos que corren, para ser un ladrón del demonio, has de tener el traje como el pedernal y la sonrisa deshabitada, los amigos en la cartera, los negocios redomados, la democracia chupándote el tema y a Dios agarrado por el mango.
¡Ah!, el Lute…Aquellas gallinas huyendo despavoridas, aquella chaqueta que no conocía el tinte, aquellos Guardias civiles siguiéndote la pista por quebradas y barrancos…Qué tiempos los del Dioni en Río de Janeiro, hasta donde llegaron los largos brazos de la ley a cerrarle la sombrilla y a fastidiarle el bronceado. Los ladrones de poca monta ya no se llevan, no se estila. Lo que ahora priva es el mangante de guante blanco, el político sin entraña y el empresario voraz y escaso de remordimiento. AMÉN.


DE INCÓGNITO
Rufino Hernández

Ayer, día seis de abril, de mañana, cuando abandonaba el descanso nocturno, no pude frenar un impulso interior que me llevó a mi escritorio, para observar, durante unos segundos, la caricatura que en su día me hizo Carlos. Esta era la forma que exigía mi subconsciente para recordarle, pues el día anterior me habían dado la noticia de su adiós definitivo.
La caricatura, al igual que las de todos los compañeros que formamos la familia del Perdigón, están superpuestas sobre las cabezas de un póster de la selección nacional de fútbol, en formación de pose, de tal manera, que parecemos ser nosotros los jugadores de la selección.
Pero Carlos no está en ese póster, él no aceptaba aparecer en fotografías ni caricaturas, tampoco firmó con su nombre ninguno de sus artículos, dibujos o viñetas. Para los amigos del Perdigón, siempre quiso ser Kauchán.
En esta ciudad de Burgos aún funcionan las listas negras. Estas listas, aunque nada más sea por un planteamiento de supervivencia, impiden a muchos ciudadanos, dar a conocer su verdadera identidad, este problema se agranda, si se trabaja en el Diario de Burgos, como era el caso de nuestro amigo Carlos. A nadie se le escapa el poder de los tentáculos de Méndez Pozo.
Desde el Perdigón, intentamos ser coherentes, atrevidos, y a veces, hasta temerarios a la hora de decir lo que pensamos, vemos y soñamos. Fruto de ello, son varios los compañeros que tienen que encubrirse detrás de un seudónimo, si no quieren poner en peligro su puesto de trabajo.
Así de limitada, de injusta, llena de caciques, reyes y virreyes, es la democracia que padecemos y sufrimos. Contra ella, nuestro amigo Carlos, Kauchán para los amigos de trinchera, luchó con los mejores medios que tenía y supo utilizar: sus dibujos, sus escritos, sus lápices e inteligencia.
Carlos, desde ahora, cada sábado que nos volvamos a reunir en la Casa de Cultura de Gamonal, para diseñar el próximo número del Perdigón, tu silla la mantendremos vacía.
Adiós Carlos, gracias por tus sonrisas, por tus complicidades. Gracias por haberte conocido.



La última... y nos vamos
por  S@N
La última... y nos vamos. Así firmaba Carlos y Zurdo, 2 en 1, la última página del diario Burgos 7 días. Si bien yo pude disfrutarlo como lector, el tiempo y nuestros amigos comunes del Perdigón  hicieron conocernos personalmente. Una tarde mientras jugabas al mus, “en el José”, con Ángel de vigía de partidas, nos tomamos esos cortados, el tuyo en vaso de cristal. Y después cada Sábado en la cafetería de la casa de Cultura de Gamonal. Sábados diseñando las portadas y los montajes, hablando de diseño gráfico y como no de la jornada de fútbol o la actualidad impresa en los panfletos periodísticos, a lo que  Esteban le hacía subir por las paredes nuestras  “sesudas conclusiones” que el Lunes desbarataba la cruda realidad.
Los Sábados, benditos Sábados donde lo que era un trabajo de diseño se convertía en un rato de chistes, risotadas, perogrulladas, socarronería,  o burlas jocosas, a veces subidas de tono.
Sábados, benditos Sábados que ahora son en mi interior  Sábados al sol.


POSTER CENTRAL


A continuación os dejamos con una serie de imágenes y artículos de Carlos, publicados en diferentes medios.
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