Por RUFINO HERNÁNDEZ
Las mascarillas pueden ser un aliado perfecto para la gente que intente pasar desapercibida, no necesite recurrir al disfraz que cada día utiliza. Eso pensé hace unos días, al encontrarme con el señor Daniel de la Rosa en el paseo de Atapuerca. Ataviado con su pantalón corto y su mascarilla, iba a recibir a la columna de saharauis. Esto también pensé yo, pero en este caso me equivoqué, iba a hacer el paripé, por eso llegó disfrazado y sin avisar a la prensa. Observé sus movimientos, ni un solo saludo dirigió a los que con decidida fuerza, paso y zancada, vienen escribiendo y denunciando las injusticias que año tras año sigue sufriendo el pueblo saharaui. El señor Alcalde sólo tuvo tiempo y palabras para los tres organizadores de la marcha.
No seré yo el que diga que no trabaja nuestro alcalde, al contrario, se le ve en todas las partes. Lo que sí me atrevo a decir, es que me recuerda a un perfecto delegado de clase de instituto. De su tutor, don Antonio Fernández Santos, solo aprendió las lecciones que trataban de cómo mantenerse en el poder y de poner al partido como fin de todas las cosas, aunque tuviera que pactar con el diablo. Estas lecciones las tiene muy bien aprendidas. En la anterior legislatura, fue el tándem 'de la Rosa-Fernández Santos' el mejor apoyo que tuvo un PP en minoría. Su verdadera misión fue la de impedir que se formara y creciera un espacio político a su izquierda.
Con los pactos que tiene firmados con Ciudadanos, nuestro regidor no tiene ningún problema para aprobar todo aquello que presente a los Plenos, el problema surge a la hora de elegir las proposiciones que han de ser discutidas en ellos. Llegado a este punto, el alcalde tampoco tiene problemas, lo tiene asumido, retoma el principio de permanecer en el poder, deja que prevalezca la opinión de Ciudadanos y todo resuelto. Con esta forma de gobernar, los resultados son evidentes: una ordenanza de participación ciudadana deslavazada y sin efectividad, una ordenanza de movilidad incompleta y, como estrella de la legislatura, aprobar el Plan Río del señor Marañón.
El silencio y desprecio de esta corporación, ante una proposición que les ha presentado la Coordinadora de Pensionistas de Burgos (Coespe), deja claro la dejación de responsabilidades de este PSOE que ha caído en los brazos de Ciudadanos, me explicaré: COESPE, y demás organizaciones de pensionistas a nivel estatal, vienen presentando en muchos ayuntamientos una proposición en la que se pide al Gobierno nacional una auditoría sobre las cuentas de la Seguridad Social, basada en las normas del Pacto de Toledo. Esta proposición ya ha sido aprobada por todos los grupos municipales de ayuntamientos de Castilla y León, en ciudades como Palencia, Valladolid, Salamanca y Segovia. En Burgos también parecía que iba a ser aprobada, hasta que llegó a manos de Ciudadanos, en esos momentos, el señor Marañón, ignorando que su partido lo está aprobando en todos los ayuntamientos en que tiene representación, exhaló un profundo eructo, ante el cual, al PSOE se le cayeron todos los calzoncillos y las bragas, quedando sin respuesta ante la ignorancia de su socio.
Esta vetusta ciudad burgalesa, cada día más plural en sus bases sociales, contrasta con una clase política que es incapaz de cortar el cordón umbilical que les une con su historia provinciana, caciquil y rentista.
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