BILBAINADA
De Juana Chaos, la culebra parda que usaba pistola con seis cargadores y que le daba gusto a cualquiera, ha debido pensar que con el rumbo de los años se extravían hasta los recuerdos de los asesinados y anda de tourné por los noticieros poniendo fecha de no haber roto un plato y anunciando a las cuatro televisiones cardinales del estado que el untar se le va a acabar. El aita, papi chulo de la izquierda nacionalista, que le llaman abertzale, se nos ha puesto en huelga de hambre.
Se ha bajado del carro del año, se ha borrado el pasamontañas como si fuera una calcamonía de la Legión y, prietos los kojones mientras se encomienda al Sabino que lo fundó, le ha dado por llevar la contraria a los jueces y, lo que es peor, a los Huajalotes, y se ha lanzado en plancha tras el raquítico menú de su luna de Valencia: De Juana, qué pasa, pues, dejará de saborear los pimientos de piquillo -¡qu

El personal sopesa incrédulo los beneficios de tamaña dieta, riquísima en suero y agua, pero más de uno anda vaticinando que, gracias a la tontuna de su conmilitón, lo único que va a conseguir el terrorismo vascongado es que se le ponga cara de muerto de hambre. Y con lo que éso afila la cara, se van a quedar sólo en nariz, como el hijo de Gepeto.
Dum-Dum
SIEMPRE GANAMOS ALGUNOS EUROS
Desde luego, hay una Asociación de Autores que se encarga de cobrar todos los derechos de autores y compositores en cada representación. Pero eso es sólo para los grandes. Los "pelaos" como yo, no vemos un céntimo.
Arturo Barea "La forja de un rebelde"
Como se puede apreciar en la cita ya por los años veinte, en plena dictadura de Primo de Rivera, se sentía la existencia del músico triste y pobre que se lamentaba de la presencia de una oscura asociación. Una sociedad que paseaba a sus numerarios por salones y bares a la búsqueda de actuaciones artísticas para reclamar el diezmo.
Primo de Rivera desapareció en la historia, éstos no. Aquella sociedad oscura se ha ungido con los untes de la movida y el glamour. Teddy Bautista, Ramoncín o Gurruchaga son los rostros -mejor debería decir los caras- de esta canonizante sociedad: "la SGAE". Todos estos artistas que se han bajado del escenario -cuando no les han bajado a pedradas como a Ramoncín en el festival ViñaRock- para vestirse de empresarios y decidir sobre artistas y arte, han preferido besar los culos que antes patearon y pasar a defender a ultranza a la élite musical. De ellos surgen las ideas con que obtener beneficios a cuenta de otros. Sólo el diez por ciento de los artistas cobran un dinero igual o superior al SMI, el resto, hacen montón para que, con su nombre, la SGAE decida, recaude y reparta.
La actitud de esta sociedad en los últimos años ha pasado de defender a los músicos frente al abuso de las discográficas a especializarse en la forma de extorsionar al consumidor de música.
¿Extorsionar? Si. Sería largo de explicar todos los métodos que vienen utilizando para obtener beneficios -regular situaciones dirán ellos-: amenazas a bares, que ya pagan, para cobrarles un especial en noche vieja; impedir la contratación de todos aquellos grupos que no estén adscritos a la SGAE… y, ahora, el cobro del canon.
En estos momentos, que se creen más liberales que los de Primo de Rivera, donde la presunción de inocencia es una bandera constitucional, cada vez que compras un DVD o CD virgen -que te podría salir por 0,11 euros- se multiplica por tres su precio en aras al canon impuesto por esta sociedad. ¿En base a qué?, a que se da por hecho que se va a utilizar para piratear. Por lo que se ve, cometes el delito en el momento en que compras el soporte, independientemente de que luego se utilice para guardar fotos hechas por el comprador o para colgarlos de la huerta con la intención de espantar pájaros. Esto estaría bien si lo hiciesen, por ejemplo, con la venta de armas. Por cada tanque que se venda se cobraría un canon que triplicase su valor, so pretexto de que se va a matar con el. Quizás, darle una vuelta de tuerca mas y llevar directamente al comprador del tanque al tribunal de la Haya: crímenes contra la humanidad.
Pero no, darle un guantazo a un paisano (semanas de arresto) o acosar sexualmente a una compañera de trabajo (unos ocho meses) sale bastante m

"Internet es una amenaza o una liberación, depende de como lo uses. SGAE es tu referencia y la mano amiga que te acercará a lo mejor de las redes y te ayudará a evitar los riesgos de la globalización" Son palabras de Eduardo Bautista, el antiglobalizador presidente del Consejo de Dirección de la SGAE, el que hizo de Judas -en Jesucristo Super Star- pero antes me voy detrás del flautista de Hamelín que de la mano de amigas como ésta.
El Cocinillas
VIDA DE UN TONTO MUY TONTO
(DE LA SERIE: HISTORIAS DE LA ESTUPIDEZ HUMANA)
Bueno, lo de humano le viene demasiado grande a este Australopitecus Afarensis, pero es que tenía que decir algo. Y, puestos a decir, ahí es nada el chaval, que con su pico de oro es capaz de dominar varias lenguas, todas mal, eso si, pero es que tampoco se le puede pedir más a un homínido inclasificable. Habla, ya digo, con desparpajo sin límite la lengua imperial “de antes”, la del franquismo más rancio, y la lengua actual del Imperio, con acento de Texas, pero para un chavalín de melena sesentera cutre y grasienta, bigote hitleriano, cerebro a lo Roberto Alcázar y Pedrín (¡ostras, Pedrín!), y, seguro, camiseta imperio ya es todo un triunfo que pueda dominar varias lenguas a la vez, caminar, mascar chicle y no caerse en el intento. Un logro intelectual que le acerca al coeficiente mental de amebas, cohombros de mar y percebes de roca. ¿Podéis negar, rojos asquerosos, que acaso no os corroe la envidia ante semejante ejemplar de la fauna Ibérica más tradicional?. El otro día, sin ir más lejos, mientras se expresaba en correctísimo italiano, dicen los cronistas del Vaticano que en las tumbas de Dante, Petrarca y Bocaccio se oían unos juramentos que ríase usted de las palabrotas y exabruptos que suelta un carretero de mulas cojas. En el Vaticano, siempre tan circunspectos, no se han pronunciado oficialmente, sobre todo para no cabrear a Ratzinger (Z), que no sabéis vosotros como las gasta cuando se chotean de alguno de los suyos (la “omertá de la Cosa Nostra, ya me entendéis). En fin, que este dechado de perfecciones anda recogiendo honores, doctorados y reconocimientos en las universidades más avanzadas, democráticas y reconocidas del mundo mundial, donde este gran parásito de la democracia (una garrapata en los “mismos” de la democracia española) arrasa con su verbo fácil, trémula la voz, firme el gesto (acartonado), recio el discurso, en todo momento acreedor de la ideología joséantoniana y de las jons, echando leña al horno de la confrontación nacional, pregonando (con corneta y todo) la bonanza de su mensaje neocon, imperialista y filonazi. Por todo ello, y por otras atrocidades que ahora no vienen a cuento, este miserable se ha labrado un puesto de honor entre la camarilla de estultos que le alaban, le rían las gracietas (meter un “boli” en el escote de una periodista) y le lamen las babas. Otro día, cuando tenga menos sueño que hoy, os contaré algunos capítulos inéditos de la vida de este tipo en la Historia de la Estupidez Humana. (Deo gratias).
Fray Medardo
Ciudadanos del Mundo
Después de un buen paseo, pienso que me he ganado un merecido descanso. Entro en el bar con ánimo de sentarme y distraerme un rato. Me gusta esta taberna, la típica de barrio, con una barra de aluminio y media docena de mesas que por las tardes acogen a jugadores de mus y por las mañanas -como es el caso- sirven de punto de reunión de personas variopintas: parados, jubilados, personas que trabajan a turnos... que se reúnen para comentar el partido del día anterior o el acontecer del barrio.
Un grupo está en plena conversación. Sin querer, escucho lo que dicen.
-El otro día llamé al Libro de Reclamaciones para quejarme de que no terminan de poner las baldosas de la plaza.
-No te harán caso... Yo una vez también llamé a la radio para el asunto de la limpieza del barrio y todo continuó igual que antes.
Me fijo en la mesa de donde vienen las palabras. Es la típica cuadrilla que, sin ánimo de tertulia, pasan el rato charlando de lo humano y lo divino. Seguro, me digo, que esos dos ya están jubilados y esos otros tres, o bien trabajan a turnos y ahora tienen tiempo libre, o están de baja.
-No sé cómo andáis con esas bobadas -interviene uno de los más jóvenes-. Con los problemas importantes que tiene la ciudad, os fijáis sólo si falta la luz de una farola o si un día no han retirado los contenedores de la basura a tiempo. Podíais fijaros en que nos están invadiendo de casas por todos los lados, en los negocios que se están haciendo en torno a la vía del ferrocarril, en la antigua Cellophane, lo que quieren hacer en Cortes, en Fresdelval, en... ¡Eso sí que son problemas! La falta de centros de salud, de colegios, de centros de reuniones para jóvenes y para los mayores...
-Bueno, bueno. No te pongas así. Una cosa no quita la otra.
La conversación continúa por otros derroteros, pero esas palabras captadas sin querer me hacen pensar.
Mientras apuro el vaso de clarete, pienso que las dos partes tienen su parte de razón. Se puede reclamar que un barrio funcione correctamente y a la vez protestar por un nuevo Hospital Público o porque se construyan viviendas sociales, o porque no se hagan las aberraciones que se quieren hacer en torno a la Cartuja...
Es cierto, hay niveles de importancia, y muchas veces los árboles no nos dejan ver el bosque, el conjunto de las cosas, lo más importante, como ha señalado el chico que ha intervenido al final. Pero, claro, con esa lógica también hay otros temas importantes. Recuerdo en ese momento el chiste de Máximo que había leído en El País el día anterior. Reflejaba a una pareja que dialogaba entre sí: "Mi psicólogo me ha dicho que deje de obsesionarme con España y pase a ocuparme de Europa, de África, de Asia y de todos esos sitios en los que también hay gente".
También me hizo pensar. Claro, ahora recuerdo. El chiste venía a cuento, pienso, porque esos días se estaba desarrollando en Nairobi el Foro Social Mundial bajo el lema "Otro mundo es posible". Recordaba diversos artículos sobre el asunto: miseria estructural, muertes infantiles evitables, enfermedades fácilmente curables, opresiones hacia la mujer superables... Todo una llamada, todo un desafío al resto de los humanos procedente del corazón de África. Eso sí que es realmente importante, pensé yo, que más de la mitad de la Humanidad se esté muriendo de epidemias evitables, de hambre, de incultura...
Es, además, un problema que ya lo tenemos en la puerta de nuestras casas, sobre el que no podemos escondernos ni decir que no lo conocemos. Sin necesidad de abrir el televisor ni de leer la prensa, nuestras calles se van poblando de hombres, mujeres y niños que huyen de la hambruna, de la miseria, buscando un mundo mejor, "otro mundo posible". Si hasta hace unas décadas el horizonte de la mayoría de nosotros terminaba en la comarca o como mucho en la provincia, ahora los límites son el mundo.
Esta situación debe ahora de estar encima de la mesa de conversaciones, como la falta de parques, la necesidad de nuevos centros de salud o la rotura de una farola, con el criterio de qué es más importante y menos. Todo debe de ser compatible, y exigible: podemos protestar por los problemas del día a día, por nuestra calidad de vida cotidiana, a la vez que denunciamos la especulación del suelo, el despotismo, la falta de dotaciones sociales y todo ello compaginándolo con la presión para que se solucionen y palíen las desigualdades que producen esas miserias y hambrunas, y con la firme defensa de facilitar la integración y convivencia de los que llegan a estas tierras, que siempre han sido tierras de acogida y cruce de culturas.
Porque, al fin y al cabo, no nos olvidemos, todos habitamos una bola azul, un planeta llamado Tierra: la casa de todos.
Fernando Ortega Barriuso
_________POESÍA
EL JOVEN A SUS JUICIOSOS CONSEJEROS
¿Pretendéis que me apacigüe? ¿Qué domine
este amor ardiente y gozoso, este impulso
hacia la verdad suprema? ¿Qué cante
mi canto del cisne al borde del sepulcro
donde os complacéis en encerrarnos vivos?
¡Perdonadme!, mas no obstante el poderoso impulso
que lo arrastra
el oleaje surgente de la vida
hierve impaciente en su angosto lecho
hasta el día en que descansar en su mar natal.
La viña desdeña los frescos valles,
los afortunados jardines de la Hesperia
sólo dan frutos de oro bajo el ardor del relámpago
que penetra como flecha el corazón de la tierra.
¿Por qué moderar el fuego de mi alma
que se abrasa bajo el yugo de esta edad de bronce?
¿Por qué, débiles corazones, querer sacarme
mi elemento de fuego, a mi que sólo puedo vivir en el
combate?
La vida no esta dedicada a la muerte,
ni el letargo el dios que nos inflama.
El sublime genio que nos llega del Éter
no nació para el yugo.
Baja hacia nosotros, se sumerge, se baña
en el torrente del siglo; y dichosa la náyade
arrastra por un momento al nadador,
que muy pronto se sumerge, su cabeza ceñida de luces.
¡Renunciar al placer de rebajar lo grande!
¡No habléis de vuestra felicidad!
¡No plantéis el cedro en vuestros potes de arcilla!
¡No toméis al Espíritu por vuestro siervo!
¡No intentéis detener los corceles del sol
y dejad que las estrellas prosigan su trayecto!
¡Y a mí, no me aconsejéis que me someta,
no pretendáis que sirva a los esclavos!
Y si no podéis soportar la hermosura,
hacedle una guerra abierta, eficaz.
Antaño se clavaba en la cruz al inspirado,
hoy lo asesinan con juiciosos e insinuantes consejos.
¡Cuántos habéis logrado someter
al imperio de la necesidad! ¡Cuántas veces
retuvisteis al arriesgado juerguista en la playa
cuando iba a embargarse lleno de esperanza
para las iluminadas orillas del Oriente!
Es inútil: esta época estéril no me retendrá.
Mi siglo es para mí un azote.
Yo aspiro a los campos verdes de la vida
y al cielo del entusiasmo.
Enterrad, oh muertos, a vuestros muertos,
celebrad la labor del hombre, e insultadme.
Pero en mi madura, tal como mi corazón lo quiere,
la bella, la vida Naturaleza.
Friedrich Hölderlin: Alemania (1770-1843)
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MUNDIALIZACIÓN
El imparable avance de Occidente ha provocado, en los últimos treinta años, el triunfo de la uniformidad. El mundo se ha hecho más pequeño: es un tópico, pero no deja de ser cierto. Cuando uno regresa a los lugares donde estuvo hace tiempo, siento que hay menos diferencia con el mundo que he dejado atrás: los productos son casi idénticos, las costumbres parecen calcadas las unas de las otras. Los asiáticos, influenciados por la televisión, cambian de indumentaria. Prefieren vestirse a lo occidental, aunque esta ropa esté menos adaptada a los rigores del clima que la autóctona.
El futuro ya está aquí. Multitud de satélites dan vueltas alrededor de la tierra. Las conexiones se hacen para que los mercados financieros de todo el mundo funcionen como una sola plaza veinticuatro horas al día. Las informaciones, los espectáculos, las modas, circulan de este a oeste, de norte a sur. Ni el telón de acero ni el de bambú ni la miseria tropical han aguantado el embate. Un país como Japón, considerado hasta hace poco como un país miserable y bárbaro, donde se mataba a los niños al nacer, se vendía a las mujeres para sobrevivir miserablemente, es hoy día un ejemplo a seguir.
El blanco ya no es blanco. Es japonés, chino, coreano…. Lo curioso es que el final de la supremacía blanca no ha significado el fin de la civilización occidental. Los modelos que se siguen en todo el mundo son los de la cultura euroamericana. Quizá por eso la mundialización debería llamarse occidentalización. Se está imponiendo un modelo de economía de mercado que refleja la experiencia histórica de los países que la han promovido. En concreto, la idealización del empresario, la del individuo por encima de la solidaridad comunitaria son valores inherentes a la civilización americana, no a cualquier tipo de economía de mercado. Estados Unidos y en menor medida Europa imponen hoy los cánones de la existencia y el conformismo de los comportamientos sobre las ruinas de las culturas abandonadas.
Pero lo hacen con la complicidad del resto del mundo. Occidente se ha convertido en algo mucho más poderoso que Estados Unidos o Europa. Se ha convertido en una especie de máquina impersonal, sin alma, sin dueño y sin dirección, que ha puesto la humanidad a su servicio. Liberada del yugo de toda potencia humana que quisiera frenarla, la máquina prosigue imparable su obra de desarraigo planetario. Arrancando a los hombres de sus campos aun en los lugares más remotos, de sus actividades tradicionales como en el caso de los indios kayapo, la máquina los proyecta en el descampado de las zonas urbanizadas sin integrarlos en la industrialización y la burocratización que promueve. En su labor fagocitadota, la máquina destruye el tejido social, creando diferencias que antes no existían. O mejor dicho, creando distintos grados de pobreza y miseria. La mundialización es un movimiento de una fuerza enorme que consigue que unos indios, en el fondo del Amazonas, vean fascinados una serie de televisión de la cual no comprenden nada. Ya no se trata de una presencia real como los conquistadores, de un poder humillante Portu brutalidad y su arrogancia, como lo fueron los imperios occidentales a lo largo de la historia. Se trata ahora de potencias simbólicas cuya dominación abstracta es más insidiosa, y menos discutible. Estos nuevos agentes de la dominación son la ciencia, la técnica, la economía financiera y la noción sobre la cual han prosperado, es decir, los valores del “progreso”.
“Cuando se es capaz de construir aparatos de cien toneladas que suben en diez minutos a diez kilómetros de distancia, tenemos derechos sobre los que no han inventado la rueda: eso es lo que creemos”. El etnólogo francés René Bureau cita esta frase en su libro, y añade: “Lo que es peor, es que se la he oído decir a unos africanos”. Ahí reside el verdadero secreto de la occidentalización del mundo. La técnica se ha convertido en un artículo de fe universal, la consecuencia concreta y la presencia visible de una nueva divinidad: la ciencia. El mundo entero participa a distintos niveles de una sociedad basada en la técnica. La ciencia es una, las matemáticas se han convertido en el leguaje común a todas las naciones. El culto mundial de la técnica prepara a las naciones y a los hombres a someterse sin rechistar a sus imperativos.
Sin embargo, la admiración, el culto de la técnica, hasta su conocimiento abstracto, no bastan para convertirse en occidental. La realización de una sociedad pasa hoy por la industrialización: es decir, un cambio en profundidad de los objetivos y de los medios de funcionamiento de la sociedad. La sed de poder se manifiesta por la acumulación ilimitada, y la sociedad entera debe arder de un celo irrestible para producir más y mejor, y sólo debe de encontrar su gozo en su progresión ad infinitud.
LA FILOSOFÍA DE RAJOY
Casi todos oímos decir a Rajoy en una entrevista que “para ser presidente del Gobierno deberían exigir algo más que ser mayor de 18 años y ser español”. Esta joya que sueña con ser presidente en 1983 y 1984 publico un unos artículos en los que defendía la idea de que la desigualdad es algo natural al género humano y que toda búsqueda de la igualdad es “radicalmente contraria a la esencia del hombre”.
El primeros de estos artículos publicado por el Faro de Vigo de 4 de marzo de 1983 dice: “Ya en épocas remotas se afirmaba como verdad indiscutible que la estirpe determina al hombre (…) era un hecho objetivo que los hijos de “buena estirpe” superaban a los demás. Más adelante, y partiendo de las leyes de Mendel, llega a esta conclusión: “ El hombre, en cierta manera, nace predestinado para lo que debe ser”. Por ello, “todos los modelos, desde en comunismo radical hasta el socialismo atenuado, que predican la igualdad de la riqueza” tienen como objetivo “ la imposición de la igualdad” y son “radicalmente contrarios a la esencia misma del hombre (…) y por ello, aunque se llamen “modelos progresistas”, constituyen un claro atentado al progreso porque contrarían y suprimen el natural instinto del hombre a desigualarse, que es lo que ha enriquecido al mundo y elevado el nivel de vida de los pueblos”.
Y si esto era poco un año más tarde en el mismo diario comenta un libro “ La envidia igualitaria” del autor Gonzalo Fernández de la Mora, en el que encuentra “unas brillantes páginas” que reafirman a Rajoy en sus ideas sobre la desigualdad del hombre: “El hombre es desigual biológicamente, nadie duda hoy que se heredan los caracteres físicos como la estatura, el color de la piel y también el cociente intelectual. La igualdad biológica no es pues posible. Pero tampoco lo es la igualdad social: no es posible la igualdad del poder político”.
Estas ideas las lleva Rajoy hasta el terreno fiscal: “¿Por qué, mediante la imposición progresiva, se hace pagar a unos hasta un porcentaje diez veces superior al de otros por la misma cantidad de ingresos?. Para penalizar la superior capacidad, o sea, para satisfacer la envidia igualitaria”. (Sr. Rajoy dijo San Agustín hace cientos de años: “Todo rico es ladrón o hijo de ladrón).
Ambos artículos tienen más de veinte años, pero el pensamiento que los inspira es el mismo que esta semana llevó al presidente de la extrema derecha a pedir que se exijan más méritos que ser español y tener 18 años para poder presidente del Gobierno. Es decir como todos los españoles de 18 años somos iguales, sólo los que cumplan determinadas condiciones de capacidad intelectual deberían poder acceder al poder. Es decir, sólo los mejores pueden gobernar, lo que los griegos ya definieron como “aristocracia” frente a la “democracia”; es decir, el gobierno de los mejores frente al gobierno del pueblo. (¿Será por esto por lo que algunos ediles del PP piden una revolución?. ¿ Se han cansado ya de la democracia? ¿No encuentran su espacio en la democracia? ¿Cuál es su espacio natural? “Viva Franco, Arriba España.
MORBIDO

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