por Eduardo Nabal

En la primera parte el realizador opta por un
método de montaje rápido con algunos
guiños a Godard, por su forma irreverente de acercarse a algunos temas,
personajes y motivos visuales. La secuencia en la que recuerda como la policía entra violentamente en casa donde ambos
duermen esta recreada con un secador en lugar de una pistola, con elementos
teatrales que, sorprendentemente, resultan más eficaces en un trabajo irregular
pero fascinante donde no faltan las imágenes documentales y de archivo, sobre
distintas formas de intolerancia y crueldad que pertenecen a nuestro pasado
todavía reciente. La segunda parte -cuando el director se invisibiliza para
mostrar el entorno urbano y familiar de Asier-es el más arriesgado y polémico
de cara a una sociedad que crea monstruos mediáticos con la misma facilidad que
los olvida, que sigue necesitando malos malosos
para poder desacreditar “al contrincante” . Asier
intenta explicar, no convencer a nadie, tampoco lo logra . El filme dista mucho
de ser una apología de nada –a pesar del marcado nacionalismo del realizador- ,
tal vez de la intolerancia venga de donde venga, sobre todo, de esa mediocre
superficialidad o maniqueísmo a la que nos tienen cada vez más acostumbrados la
gente del espectáculo. Invitar en celuloide a pensar y repensar en estos tiempos es más
que un suicidio en taquilla es una provocación que puede salir bien o mal. Pero Merino cuida tanto la forma del
documental, los aspectos audiovisuales y los saltos narrativos que impide que
el espectador se aburra asistiendo, como suele pasar en ocasiones, a un documental
cuya importancia temática supone un descuido formal o una impersonalidad
estilística. En “Asier eta Biok” hay ternura, humor, violencia, horror y destellos de esperanza. El realizador contrapone a Asier y su entorno
con el de sus amigos de Madrid y cree que es posible que se comprendan los unos
a los otros, pero no hay cámara ni
testimonio que pueda conseguir eso tan fácilmente.
En estos tiempos en el que todo el que discrepa
del Gobierno resulta que es ETA, no está mal recordar que tampoco los
integrantes de ETA eran monstruos con una misma o única cabeza sino que cada
cual era diferente, y por repulsivos que nos resulte los medios utilizados
durante mucho tiempo, cada persona tenía un motivo distinto para aproximarse a un mundo de combate cada
vez más degradado e irresponsable. Ciertamente
la gente se escandaliza mas por un atentado o varios que por la violencia de
Estado -cárceles, manicomios , dispersión de presos- pero no creo que en el caso de ETA la causa
tuviera demasiada razón de ser (ni siquiera un trasfondo político coherente más
allá de diferentes formas de patriotismo) , los medios utilizados, claro está,
aún menos. Uno de los momento más tensos
del filme es la discusión entre Asier y su madre, antimilitarista y orgullosa
de su hijo, pero avergonzada de que se derrame una gota de sangre por la causa
de la independencia o el reconocimiento, por cualquier causa. Muchos piensan
que ETA debió acabar con la muerte de Carrero Blanco, otros creen que nunca
debió existir, Asier cree que se trata de una guerra de “baja intensidad”, otros que son
la peor calaña de asesinos, sus amigos de Madrid “que son unos pesados” y el director no da la razón a ninguno aunque
su afecto por Asier le lleva a hacerse invisible ante secuencias muy tensas en
las que el personaje intenta defender su posición ante su entorno cotidiano y
familiar o es recibido como un héroe en su pueblo. Aunque el trasfondo contiene una eficaz
requisitoria contra la violencia como lenguaje político. Pero el director
demuestra que, a pesar de sus amigos de Madrid, entre los que se labro un nombre, el amor por su tierra y Asier.
Las ideas independentistas de su amigo expresadas en euskera con subtítulos
levantan ampollas aun hoy y todavía, con razón o sin ella, la sociedad española
no está preparada para asimilar del todo, a pesar de los premios y el respaldo
de la crítica, un documento así que, aunque bellamente filmado y rodado con
ritmo, puede herir sensibilidades de todo tipo.
La prueba es que basándose,
según la versión oficial, en que "Los
arrestados forman parte del grupo que se constituyó en julio de 2012 para ser
interlocutores con los presos de ETA y propiciar contactos con agentes
políticos vascos e internacionales para tratar de buscar una solución a los
internos de la banda”, el gobierno
español acaba de volver a .encarcelar
a Asier. O sea que la historia continúa. Ellos,
a diferencia de su amigo Aitor Merino, no han aprendido a escuchar, incluso a
los que se equivocan o alardean de largos monólogos sin sentido o en ritos que
personalmente podemos encontrar hasta ridículos. El también comentado filme de Medem, mucho más
convencional y realizado con más medios, nos larga pesadas entrevistas de “uno
y otro bando”, mientras que “Asier eta biok” solo incluye una polémica cena
familiar y diálogos ante esos dos amigos que nunca se pondrán de acuerdo, pero
no podrán dejar de serlo. Una riña y varias riñas provocadaa por el realizador que busca que los
personajes no tengan miedo de hablar. O como decía la anciana profesora de
baile encarnada por Geraldine Chaplin en “Hable con ella” de Almodóvar: “algo he
aprendido, nada es sencillo”
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