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AÑO CERO. por BISCUTER
La experiencia es la
esencia del conocimiento y esta pandemia es algo desconocido para las
generaciones actuales. Lo sucedido nos recuerda nuestra fragilidad, algo que se
nos había olvidado, sobre todo en Occidente. Nunca hemos sabido tanto sobre
nuestra ignorancia. La epidemia no es lo más horrible que le ha pasado a la
Humanidad, pero si lo primero que tal vez haya ocurrido a toda la Humanidad
como especie consciente.
Es una catástrofe, pero no es una guerra, como
equivocadamente ha estado comunicando el Gobierno, con esos generales, ya
desaparecidos de escena, cuyas intervenciones parecían diálogos desechados de
la Escopeta nacional. Hay una vacuna aún más necesaria que la vacuna del Covid
19 y es la vacuna contra las guerras. Nuestro tiempo es el tiempo del todo se
acaba, dice Marina Garcés. Vimos acabarse la modernidad, la historia, las
ideologías, el progreso y ahora el agua, el petróleo, el aire limpio, los
ecosistemas... Nunca se ha visto el futuro tan cerrado. Tal vez por aquí se
abra la brecha del malestar.
Las causas indirectas que
nos han traído hasta aquí las conocemos hace tiempo, aunque no hayamos querido
prestarles atención. Saramago nos abrió los ojos con su obra Ensayo sobre la
ceguera, cuando escribió que hemos estado ciegos porque no hemos visto el egoísmo
y la indiferencia que domina nuestras sociedades, presas del mercado y sus
caprichos. Hoy se aguanta porque se sueña estar arriba, sin darnos cuenta que
en este supermercado mundial la mayoría somos reponedores. El Covid 19 llegó
cuando el capitalismo estaba ya en fase de zombificación. Las crisis suelen
desvelar lo que hay detrás del telón. El virus nos ha hecho ver una vez más la
brutal desigualdad existente y la acelerada destrucción de la naturaleza. Ha
supuesto una enmienda a la totalidad del capitalismo más feroz, ese capitalismo
neoliberal del que son tan partidarios Vox y el PP, en el papel de polis malos,
y la Troika y sus seguidores en España, en el papel de polis buenos o menos
malos. La crisis ha venido aderezada con un condimento ya conocido, la
posverdad, pero en unas dosis nunca vistas, gracias a la acción patológica de
la extrema derecha y la derecha
aznariana. En estos momentos tan difíciles para todos, no se han cortado un
pelo en utilizar las emociones más irracionales, para intentar crear una verdad
alternativa frente a los hechos realmente sucedidos. Algo en lo que han
participado gustosamente la mayoría del oligopolio mediático y, por supuesto,
los mandamases de nuestro Diario de
Burgos. Para combatir este mal es
fundamental cultivar el sentido crítico y analizar cada uno de nosotros la
disonancia cognitiva que se produce, entre lo que sucede realmente y lo que a
nuestras emociones les gustaría que sucediese.
Todas las crisis aceleran
los cambios, que pueden ser hacia mejor si empujamos en esa dirección; pero
también son tiempos propicios para que emerjan monstruos, para que con la
ansiedad crezcan las personalidades autoritarias y el miedo a la libertad, para
que lleguen los bárbaros. ¿La crisis nos sacará de la caverna, de la que
hablaba el mito de Platón?
La deuda crecerá en
España y en todo el globo y será necesario cuestionarse socialmente su origen y
la necesidad de una quita, porque no es racional que haya aumentado hasta tal
punto, que no haya dinero en el mundo para pagarla. Se calcula que el dinero
circulante es de 100 billones de dólares y la deuda mundial de 258 billones de
dólares, más de la mitad de ellos correspondientes a los intereses que hay que
pagar a la banca. Aunque los profetas del negocio y de la FAES nos sigan
machacando con la idea de que no hay alternativa, la política económica
posliberal será la norma, si bien precedida de duros enfrentamientos de clase
en todo el planeta. El fin del capitalismo rentista y la reanimación de todos
nuestros bienes comunes tendrán que imponerse si queremos tener futuro. Un
periódico conservador tan importante como el Financial Times ha publicado que
se debe dar marcha atrás a las políticas económicas practicadas en las últimas
cuatro décadas; que hay que cuestionarse los privilegios de los más ricos; que
hay que recuperar los impuestos sobre el patrimonio; que los servicios públicos
han de considerarse inversiones y no gastos y que se debe imponer una renta
básica universal. Este debe ser el sentido común del nuevo tiempo. La
democracia solo se cuida con medidas democráticas. Bertolt Brecht, que le tocó vivir una época muy dura, dijo aquello de “…se cantará después de los tiempos oscuros”.
¡Pues hala, a aplicarse el cuento!
Reto
Covid-19: Cuatro verdades y una
mentira en versión ecosocial
por Ecologístas en Acción
En estas semanas de
confinamiento se ha escrito - y hemos leído - multitud de reflexiones en torno
a la crisis de la COVID-19. A nivel social, nos ha hecho cuestionarnos algunos
referentes que parecía estaban fuera de toda duda. ¿Sigue valiendo la forma en
la que interpretábamos el mundo hasta ahora? ¿Podemos seguir aplicando el mismo
diagnóstico sobre el estado del planeta y la sociedad? Y las recetas para una
transición a otra forma de vivir, ¿siguen siendo las mismas?
Os proponemos un juego:
encontrad la mentira entre estas verdades.
En caso de pandemia, la
clase social es un factor de riesgo (y en la crisis socioeconómica que vendrá
detrás, también). La crisis sanitaria dejó claro que exacerba vulnerabilidades
preexistentes. Se ha cebado en los barrios de menor renta y no es lo mismo
teletrabajar que tener que acudir cada día a un empleo en el que se pone en
riesgo tu salud; o vivir en un piso pequeño donde si hay una persona contagiada
es imposible el aislamiento.
La industria fósil
aprovechará esta crisis para salvarse de la suya. Dejar los combustibles
fósiles bajo tierra es la única receta para frenar las emisiones de gases de
efecto invernadero. Eso lo sabe hasta el Papa de Roma, otra cosa es que a
quienes están en el negocio les interese ponerlo en práctica. La industria
fósil está muy acostumbrada a que los gobiernos les paguen la fiesta, y no va a
renunciar tan fácilmente. No es la única: industrias como la de la aviación o
el automóvil también buscan ser rescatadas y varios gobiernos ya lo están
haciendo sin condiciones ambientales.
La pandemia ha puesto de
manifiesto (todavía más) la vulnerabilidad del sistema. No ha sido una casualidad,
ni un ataque de un enemigo invisible. Debería tratarse como una advertencia de
la debilidad de un sistema globalizado, caracterizado por una hipermovilidad e
hiperespecialización, que antepone la rentabilidad económica a la vida y que,
llegado el momento, ni siquiera es capaz de suministrar las mascarillas que
necesitamos. En esta crisis, hemos visto a mayor escala la debilidad de
nuestros servicios públicos y, en general, la precarización e invisibilización
de todos los trabajos (remunerados o no) asociados al cuidado de la vida.
La crisis climática y de
biodiversidad sigue siendo el mayor reto de la humanidad. La COVID-19 ha
desplazado a la emergencia climática de las noticias, pero no ha desaparecido y
sigue su curso, las amenazas se multiplican cada día, poniendo en riesgo la
resiliencia de los ecosistemas y las bases materiales de la vida.
Esta crisis marca un
punto de inflexión hacia la transición ecosocial. Esta crisis es diferente,
porque la percepción social hacia los impactos sociales y ambientales de
nuestro modelo económico ha cambiado. Ha sido la puntilla que está permitiendo
colocar las piedras de esta nueva senda que ya estamos empezando a recorrer.
¿Has adivinado la
mentira? ¿No? Te damos una pista: No hay que confundir los deseos con la
realidad. La crisis del coronavirus solo será una oportunidad política si así
se disputa. Ni de lejos los cambios vendrán solos. La tarea es enorme, pero
¿qué mejor proyecto colectivo que un futuro que no deje a nadie atrás?
Si quieres una
versión más larga de este artículo, búscala en elsalto.com/saltamontes
POESIA:
NO MANDAR FLORES POR Rufino
Hernández
¿A quién mandaremos
flores
esta nueva primavera?
¿Al sanitario, al que
limpia,
al que lleva la
ambulancia,
o al que trabaja en la
escuela?
¿Al que vive en la
chabola,
o al que navega en
patera,
o acaso, al que perdió el
trabajo
y se quedó sin vivienda?
No. No mandéis flores.
Dejarlas crecer en los
campos,
que en su estambre libe
la abeja,
que inunde de aromas los
valles,
los montes, cumbres y
laderas,
y cuando esté marchitada,
de nuevo vuelva a la
tierra
para enriquecer los
suelos
y abonar la sementera.
Ellas piden, necesitan
otras flores,
brazos, puños y unión
ante estas fieras
que nos roban la salud y
los trabajos,
nos explotan con salarios
de miserias,
obligando a vivir a los
hermanos en chabolas,
sin agua, sin luz, entre
cascotes, sobre tierra.
No, no mandéis ni
aplausos ni flores,
mandad vuestros puños,
vuestras manos llenas.
ENTREVISTA A … Amancio Ortega
No salimos de nuestro
asombro, ni en sueños podríamos imaginar que el hombre más buscado de España
por todos los medios de comunicación para poder ser entrevistado, se pusiese en
contacto con este humilde medio para ser entrevistado. Este hombre no es otro
que Amancio Ortega. La fortuna más grande de España y una de las 10 primeras
del mundo mundial. Este leonés de nacimiento y galleguiño de adopción nos ha
recibido como si nos conociera de toda la vida. Su amabilidad, su sencillez y
sus muchísimos millones, han hecho que sea respetado y admirado por todo el
mundo capitalista y por obreros despistados.
A la entrada de su enorme Pazo, unas 100
veces más grande que el paciño de nuestro rico burgalés, somos recibidos por
dos agentes uniformados con casco de la ONU. Después de enseñar nuestras
credenciales un coche blindado recorre
20 Km, hasta dejarnos a la entrada de un palacete más grande que nuestra
Catedral.
Sin más preámbulos somos llevados al
despacho de D. Amancio.
D. Amancio.- Hombre, chavales. Estoy encantado de que hayáis
venido. Esto no quiere decir que yo comulgue con vuestras ideas, ni con el
contenido de vuestra línea editorial. Pero dado que vuestra revista o panfleto
lo leen los desgraciados de Podemos, he creído oportuno conceder esta
entrevista para dar mi punto de vista y desmontar las palabras obscenas que
sobre mi persona ha emitido ese tal Pablito Iglesias.
Perd.- Mire usted, D. Amancio, por encima de
ideologías, de partidos y de monarquías,
está la verdad. Si usted al decir su verdad piensa que el Pablito es un
cabroncete, nosotros así lo pondremos. Pero antes, déjenos decir, que estamos
orgullosos de que usted haya elegido nuestro medio para responder al presidente
de Podemos, al vicepresidente segundo del Gobierno y ministro de Derechos
Sociales y Agenda 2030.
D. Amancio.- Leches con el pavo. Sí que ha
llegado lejos el muy jodido. Claro, que mucho de esto me lo debe a mí. Es
muy fácil meterse con los emprendedores,
desprestigiar nuestra labor, poner en duda nuestro patrimonio, hecho a base de
esfuerzo y sacrificio, sin pedir nada a nadie, creando empleo y encima le
parece mal que seamos altruistas y repartamos algo de lo nuestro con los más
desfavorecidos.
Perd.- Hombre, D. Amancio. Que ustedes los
ricos dan algo de lo que les sobra para limpiar la conciencia y hacer ver un
capitalismo con rostro humano. En esto Pablito
tenía razón, si ustedes pagasen salarios dignos y cotizasen como es debido, no
haría falta que diesen limosnas.
D. Amancio.- ¡Pero bueno! ¡A ver si ustedes
son peores que Pablito! Yo, lo que tengo, lo he hecho trabajando, con el sudor
del de enfrente, perdón, quiero decir, con el sudor de mi frente.
Perd.-
¿Pero de verdad, usted nos quiere hacer creer que en una vida se pueden
acumular tantos millones como los que usted tiene con buenas artes?
D. Amancio.- Pues claro que sí. Usted lo
acaba de decir… es un arte. Que solo está al alcance de unos pocos. Miren a su amigo el Pablito, en poco tiempo
ha pasado de vivir en un cuartito de 60 m. en Vallecas a un chalecito en Galapagar.
Así se empieza, poco a poco, con esfuerzo y dedicación. Así empecé yo, y Felipe
González y tantos otros.
Perd.- Hombre, no nos fastidie. No se puede
comparar un chalet de 600.000 euros a los más de 80.000 millones que ha
arramplado usted. No nos joda, D. Amancio, que tanto dinero no se puede hacer
con buenas artes.
D. Amancio.- El arte está en hacer ver, que
lo que vale a uno se vende a dos y lo de dos a cuatro y así sucesivamente hasta
llegar al infinito. Por otro lado, en el imaginario de la gente introducir que
la compra ha sido una ganga, que ha sido la compradora la que ha engañado al
comerciante y sonriente se lo enseña a sus amigas que también quieren consumir
y no ser menos que la amiga. Ese es el arte. Hacer del consumo una necesidad y
una vanidad
Perd.- Es usted igualito que el rico de
nuestra ciudad. Solo que él, comercia con cemento.
D. Amancio.-¿Y quién es ese elemento? Yo conozco a todos los ricos de España que
superan los 1.000 millones de euros, pero de Burgos no me suena ninguno.
Perd.- Puede que no llegue. Pero no le
faltará mucho. Andará por los 800 o 900
milloncejos que se sepa.
D. Amancio.- Me informaré. Aunque yo el
cemento en bruto no lo trabajo. ¿Pero quién sabe? Luego me facilitan su nombre
y dirección.
Perd.-¿Qué le parece a usted esto del
Coronavirus? Los mayores como usted y como nuestro editor caen como moscas.
D. Amancio.- Hombre que su editor las
plingue puede ser, pero yo, es más difícil. Hay que tener en cuenta, y esto lo
saben bien los gobiernos y los científicos, que los que aportamos dinero de
nuestros ahorros, tenemos un estatus especial que nos blinda y yo, en dar
prebendas, aquí en la tierra como en el
cielo, soy el primero.
Perd.- Por lo que se ve usted es buen
cristiano. Lo del cielo se lo dará al clero.
D. Amancio.- Así es, majos. Siempre que voy
a misa en la bandeja no faltan los 1.000 euros de D. Amancio y si voy con la
señora, caen otros 1.000 más. En la fiesta de Santiago Apostol como la oficia
el Arzobispo hay un cheque de 20.000 euros y otros 2.000 para el que sacude el
Botafumeiro.
Perd.- Está bien que usted vaya dando algo
de lo mucho que le sobra y que haga ostentación de ello. Pero usted, como buen
cristiano que es, habrá leído lo que dijo Jesús.
D. Amancio.- ¿Y qué es lo
que dijo Jesús?
Perd.- En el evangelio de Lucas.
D. Amancio.- ¿Y quién es
ese tal Lucas?
Perd.- ¡Mis cojones con pelucas! ¡Hay que
joderse! Lucas es uno de los cuatro evangelistas que relata la parábola de la
Viuda Pobre.
D. Amancio.- ¿Y qué dice esa parábola?
Perd.- Pero vamos a ver. Dice usted que es
cristiano, que va a misa, que echa 1.000 euros,
que el Arzobispo es amigo suyo y no ha leído los evangelios, ni sabe
quién fue Lucas… pues vaya un cristiano.
D. Amancio.- ¡Joder! que lo mío es hacer
dinero y crear empleo, que eso también es cristiano.
Perd.- Le vamos a explicar la parábola a ver
si coge la onda. Cuenta Lucas, en el Evangelio que los hombres ricos y
poderosos de aquella época, cuando iban al templo, daban unas limosnas enormes,
haciendo ostentación de sus riquezas. Una pobre viuda que no tenía para comer,
miraba a su alrededor para que nadie la viese echar dos moneditas de cobre.
Entonces, Jesús dijo: Verdaderamente os digo que esta viuda pobre ha dado más
que nadie, pues los ricos dan de lo que les sobra, pero ella, en su pobreza ha
dado todo lo que tenía para su sustento.
D. Amancio.- O sea que según eso yo soy un
hipócrita y un cabroncete. Pues se van a joder. A partir de ahora ni 1.000
euros, ni cheques, ni nada de nada. Si el Párroco y el Sr. Arzobispo me llegan
a decir que Jesús dijo eso yo me hubiese hecho mormón. Hostias, qué bien abrían
los ojos, los muy mamones, cuando veían ese dinerito, como caído del cielo.
Perd.- Mire usted. Nosotros no sabemos si usted
es un cabroncete, de lo que estamos seguros es que usted es un verdadero
hipócrita. En eso estamos de acuerdo con Pablo Iglesias. Ya sabe usted, y si no
lo sabe, se lo decimos nosotros, toda riqueza es trabajo no pagado y San
Agustín, que no era marxista ni
anarquista, también dijo: Todo rico es ladrón o hijo de ladrón.
D. Amancio.- ¿Pero a qué coño han venido
ustedes? Yo les dado esta entrevista para hacer ver qué es lo que yo hago por
el pueblo, por mi país, por la humanidad entera y sobre todo por desmentir las
calumnias que sobre mi persona y sobre mi generosidad ha hecho Pablo Iglesias.
Perd.- No se enfade, hombre. Si nosotros en
el fondo estamos de acuerdo con usted. Pablo Iglesias tiene esos arreones, pero después se quedan en nada. Estas cosas
suelen pasar en los primeros años que uno huele el poder, después se va
calmando la cosa y casi seguro que acabará siendo amigo de usted.
D. Amancio.- ¿Ustedes creen? No lo tengo yo
tan seguro. Que este hombre lleva España a la ruina. Este es peor que un
Coronavirus, se lo digo yo.
Perd.- Tranquilo, hombre. Déjelo en nuestras manos. Ahora que
ha mentado el Coronavirus, ¿qué le parece a usted lo que está pasando? ¿Cree
usted que el sistema capitalista está entrando un declive que no tiene retorno?
D. Amancio.- Yo creo que
este virus es cosa de Maduro y puede que Pablo Iglesias esté detrás. Ha sido un
ataque a los emprendedores, al sistema capitalista, dirigido como les decía
antes por Venezuela y los chinitos, y
eso no lo vamos a consentir.
Perd.- Ya estamos con Venezuela. Ustedes los ricos tienen obsesión con que
Podemos y Venezuela son lobos de la misma camada y no es así. Pablo no está
maduro para hacer revoluciones, como
mucho, lo más que puede hacer es que usted pague, no todo lo que debe, pero un
poquitín de esos 80.000 millones sí que puede ser posible.
D. Amancio.-¡Pero ustedes son tontos o qué!
Así empiezan las revoluciones. Así empezó el Robín Hood de Gerona, el Curro
Giménez de Andalucía, robando a los ricos para dárselo a los pobres y eso no lo
puede consentir una democracia consolidada como la nuestra. Una cosa es que
Pablito se meta conmigo y me ande tocando los cojones y otra es que toque la
cartera.
Perd.- No se enfade usted, hombre. ¿Para qué
vale el dinero, si no es para hacer feliz a los demás?
D. Amancio.-¡Pero si es lo que yo hago! Hago
feliz a la Santa Madre Iglesia, hago feliz a mi hija, la que monta a caballo,
hago feliz a 10.000 millones de chinitos que trabajan para mí y que gracias al
sueldazo que les doy pueden comer todos los días, pago mis diezmos y primicias
para entrar en el cielo el día que me muera. He pagado de mi bolsillo todas las
banderitas que lucen los de VOX y el PP. No sé qué tendré que todos los
cabrones se me pegan como la mosca a la miel.
Perd.- Mire, D. Amancio. Dejémonos de
hostias. Usted lo que tiene es miedo a que alguien le baje del pedestal donde
está subido. Y ese altar es donde acuden los lameculos a adorar al becerro de
oro. Ustedes los ricos han construido una nueva religión donde el dinero es ese
dios que puede hacer milagros. Que convierte la mierda que ustedes cagan en
incienso que cambia el olor, la podredumbre y la hipocresía que unos pocos ven
en todos ustedes.
D. Amancio.- ¡Me cagüen la madre que les
pario! Ustedes son peor que el Pablito. Hasta aquí hemos llegado. So cerdos. La
culpa es mía por abrir la puerta a estos rojos de mierda. Pero quién coño me ha
informado de que este medio es en el que mejor podía cantarle las cuarenta a
los de Podemos, una mierda es lo que me estoy comiendo.
Perd.- Con lo tranquilos que son los
gallegos, usted se está saliendo de madre por cuatro verdades que le hemos
dicho. Si lo hacemos por su bien. Para que corrija usted sus errores y pueda
llegar al cielo limpio de polvo y paja, que es lo que Pablo quiere. Que ahí
arriba las cosas no se miden por dinero, se miden por las obras de caridad que
usted haya realizado en la tierra.
D. Amancio.- Si es lo que yo digo. Ya tengo
más de 80 años y pronto tendré que rendir cuentas a los de arriba. Me han
dejado ustedes hundido con lo de la Viuda Pobre, no hago más que pensar en ello.
¿Quién me dice que allá arriba no pueda haber otro Pablo Iglesias que me toque los cataplines por toda la
eternidad?
Perd.- Nosotros podemos ayudarle.
D. Amancio.- ¿Y cómo me pueden ayudar?
Perd.- En Ourense hay una adivina, la llaman
la Viuda Alegre, es una mujer muy campechana que con solo leer la mano derecha
y ver la pupila del ojo, sabe cuándo usted las va a espichar y qué lugar
ocupará en el otro mundo.
D. Amancio.- Y, ¿cómo se llama?
Perd.- La conocen por la Viuda Alegre, pero su
nombre es Doña Remedios. A Pablo Iglesias, le adivino los hijos que iba a tener
y zas, dos de la primera tirada. También le dijo que llegaría a Presidente y
que tuviera cuidado con los ricos, ya que en la conjunción de Júpiter y Neptuno
en 2020 o 2021 podrían lloverle hostias a mansalva.
D. Amancio.- Dios lo quiera.
Perd.- Pero qué retorcidos son ustedes los
ricos. A ver si por una vez, hay alguna conjunción de planetas y las hostias
las reciben ustedes, que ya está bien la broma. Quede usted con
Dios y con la Viuda
Alegre.
D. Amancio.- Adiós. Piojosos, desgraciados.
Viva VOX y la Santa Madre Iglesia.
Esta
entrevista, hecha con el cariño y la profesionalidad del Equipo de
Investigación del Perdigón, se realizó el día de Gracia del Señor, 22 de mayo.
Festividad de Santa Rita. Estuvo casada con Pablo di Fernando, que resultó ser
hombre caprichoso y violento, que fue asesinado por su mala vida. Una vez viuda
se metió en un monasterio. Es la santa preferida de los ricos y de todos
aquellos que hoy superan el millón de euros. Todas las noches D. Amancio y
nuestro rico rezan la oración: Santa Rita, Santa Rita, siempre da y nunca
quita.
¡¡¡ABOLICIÓN YA!!! Por LA
MORADA
Hasta en pleno
confinamiento hay mujeres que parece que no tienen derecho a dejar de ser
explotadas por la violencia más antigua del mundo: ser prostituídas. Encuentro
un texto de Teresa Mollá muy interesante que quiero compartir.
"Esta mañana, al
despertarme, me encontré etiquetada en un par de entradas en una red social
(odio ser etiquetada en las redes) para “colaborar en una especie de caja de
resistencia para las mal llamadas “trabajadoras del sexo” y apelando a que
quienes tenemos una nómina, nos tocaba ser solidarias con las mujeres que no
pueden “trabajar” por el confinamiento.
Al cabo de un rato recibo
una notificación por otra red social sobre la reciente detención de siete
personas por explotar sexualmente a doce mujeres de origen colombiano en dos
ciudades de Andalucía, una de ellas menor de edad, incluso en estos días de
confinamiento. Está claro que la prostitución mueve muchos millones de euros se
mire por donde se mire y que los tratantes de personas van a defender sus
negocios a capa y espada, aunque sean ilícitos y las mercancías sean personas,
mayoritariamente mujeres.
Pero hay algo que no
entiendo. Es este tiempo de confinamiento obligatorio, ¿Por qué el Gobierno del
Estado no ha decretado, específicamente, el cierre de todos los prostíbulos
tanto de carreteras como los que existen dentro de las ciudades, así como los
pisos donde se sabe que se ejerce la prostitución en pueblos y ciudades?. Han
dejado a las mujeres prostituidas y explotadas sexualmente en un limbo jurídico
y al albur, como siempre de sus explotadores y de los consumidores de mujeres.
Desde mi punto de vista
no se pueden afrontar políticas integrales de igualdad entre mujeres y hombres
mientras se aparca el tema de la abolición de la prostitución. Mientras haya
una sola mujer víctima de trata con fines de explotación sexual y una sola mujer
víctima de violencias machistas de cualquier tipo, incluidas las sexuales, las
políticas serán de igualdad, pero me cuestiono mucho que sean feministas.
Y no se trata en absoluto
de ir repartiendo carnets de quien es o no es feminista. Nada más lejos de mi
intención. Se trata, desde mi punto de vista y sencillamente de mirar por el
bienestar del conjunto de personas buscando la equidad entre mujeres y hombres.
O dicho de otra manera y con una expresión que está en boga, de no dejar a
nadie atrás tal y como ahora (y no solo por la pandemia) se está haciendo con
las mujeres prostituidas y victimas de explotación sexual.
El Ministerio de Igualdad
no puede seguir mirando para otro lado cuando se sabe donde están siendo
explotadas sexualmente estas mujeres. Tampoco puede alegar la “voluntariedad”
de estas mujeres cuando están siendo explotadas precisamente valiéndose de su
vulnerabilidad económica tanto en sus países de origen como dentro del
territorio del Estado Español.
El tan ansiado por el
movimiento feminista, Ministerio de Igualdad, no puede ni debe quedarse de
brazos cruzados cuando hay mujeres siendo consumidas y tratadas como si de
animales se tratara al tiempo que son mercantilizadas para que unos gañanes
hagan sus fortunas personales y empresariales.La abolición de la prostitución
tiene que ser un objetivo de esta legislatura política, porque se nos debe a
las mujeres, a todas las mujeres y no solo a unas cuantas. Porque mientras se
siga permitiendo que los cuerpos de las mujeres sean usados como mercancías de
consumo que permitan amasar fortunas ilegales, nadie se puede llamar feminista.
Ministra de Igualdad, le
aconsejo que estudie en profundidad el tema, se deje asesorar por las mejores
feministas teóricas y activistas del país y actúe como lo que dice ser, como
una feminista valiente. De lo contrario, dejará pasar una ocasión histórica
para romper la alianza asesina entre capitalismo y patriarcado que se sigue
enriqueciendo con los cuerpos y el sufrimiento de muchas mujeres que están
siendo prostituidas y explotadas, incluso en tiempos del confinamiento.
El tiempo de los paños
calientes ha pasado y ha llegado el momento de la toma de decisiones valientes
y nuestras mejores teóricas del feminismo lo tienen muy claro. Y han demostrado
la clara vinculación entre esos dos poderes opresores para las mujeres como lo
son el capitalismo y el patriarcado.
Si no se actúa habrá, por
silencio y omisión, complicidad con ellos. Y eso no es ser feminista.
El
suelo de mueve por Fernando Ortega Barriuso
Bob Dylan cantó ¡¡en
1964!! aquello de que “los tiempos están
cambiando”, aviso que suscitó temores e incógnitas, e invitaba a “tener los
ojos abiertos”. El poeta no concretó a qué ritmo y en qué cantidad iban a ser
esos cambios pero la verdad es que, desde esos años, la velocidad en cómo han
sucedido, a veces estremece. Léase la covid-19.
Cambios en el trabajo, en
el urbanismo, en las relaciones humanas, en la economía en general. Incógnitas
a ir rellenando y la pugna para que no se cumpla aquello de “a río revuelto
ganancia de pescadores”, o en roman paladino que no ganen los de siempre. Que
por ahora…
La muerte de un militante
de izquierdas –del puño a la derecha- hace unas semanas, Julio Anguita, nos
invita a ese reconocimiento de un hombre coherente y perseverante y a
reflexionar sobre una de tantas evoluciones políticas: pasó de ser secretario
general y coordinador de IU a crear una plataforma cívica llamada “Somos
mayoría” y confesar públicamente su rechazo a los partidos políticos, fueran
del signo que fueran, y su apuesta por la lucha desde abajo, el trabajo cívico
de transformación, la importancia de una democracia real, defendiendo siempre
“las dos orillas”: el clásico abajo/arriba, o izquierda/derecha. Las clases
sociales, vamos.
Un primer paso que no
responde a la eterna pregunta de qué hacer, cómo transformar la realidad, más
en esta sociedad cambiante y compleja en donde lo de hoy (¿este escrito?) no
vale para mañana. A problemas complejos no hay soluciones simples.
Pero se puede partir de
ideas base: la mencionada de las clases sociales, tan antigua y tan moderna,
porque es claro que para que ganen unos otros pierden, y a la vista está el
escándalo de elites que ganan decenas de miles de veces más que un trabajador
normal, los beneficios estrambóticos de elites cada vez más corruptas. Y otra
idea –implícita en ese “Somos mayoría”- puede ser la de que siempre, siempre,
siempre las movilizaciones sociales, el trabajo a ras de suelo, la democracia
directa, la lucha por un socialismo horizontal (léase anarquismo), siempre es
positiva. Presionar a los poderes estén en las manos que estén, democratiza,
hace mayor justicia, crea más área de libertad. Presionar, fiscalizar,
criticar, ofrecer alternativas, movilizarse, poner en cuestión, dialogar, estar
presentes. El ‘apreteu’ de Torra (¡perdón!) o el movilizarse de Iglesias
(¡perdón!).
Y ahí está la importancia
de esas mareas y movimientos como el 15-M, las mareas de diversos colores, las
plataformas por causas varias, esa red cada vez más tupida que intenta hacer
caer a ese mosquito poderoso que sobrevuela nuestras cabezas.
Quizá otra idea sería la
de que los cambios no pueden, ni deben, venir desde una única estrategia o un
pensamiento único. En buena ideología libertaria, debería de ser una
confluencia de sensibilidades o formas propias las que irían desmontando el
conglomerado capitalista, por un lado o por otro, tirando de aquí o de allá, y
en algunos campos así va sucediendo: feminismo, ecología, jubilados,
antimilitarismo, sanidad pública, cultura… en donde la sociedad civil, “los de
abajo”, tienen cada vez mayor presencia. Pequeñas piezas en sí mismas pero que
unidas pueden hacer un gran puzle que tenga una presencia máxima.
“Los ciclos históricos no
están predeterminados, son resultado de las acciones de las personas”, en
opinión de Chomsky.
A uno no le gusta hacer
leña del árbol caído, pero es meridianamente claro el espectáculo bochornoso
que han desarrollado y desarrollan los partidos políticos con sus cambios de
opinión, consignas, alianzas, tácticas, todo exclusivamente para conseguir o
mantenerse en su poder, sin ningún interés real por el bienestar de los
ciudadanos que dicen representar. Aquello de “donde dije digo digo Diego” se
queda pequeño ante tanto baile de ideas y estrategias. La falta de credibilidad
es manifiesta y el gran peligro es que esas críticas fundamentadas sean
aprovechadas por los fascistas para reclamar un estado fuerte, un líder
poderoso, un pensamiento único, con un aroma que huele a la “dialéctica de los
puños y las pistolas”.
El citado Chomsky
defiende que la cultura es casi la única opción para ampliar la conciencia
social, de clase, política, aunque sobre ello las perspectivas no son
halagüeñas porque la misma Junta de Castilla y León y el Ayuntamiento de la
ciudad plantean recortes en ese área, ya de por sí bastante machacada.
Precisamente cuando la cultura en forma de música, cine, lecturas, danza, etc.
nos ha salvado en buena parte en esta cuarentena. De no ser por ella, la
factura de psiquiatras y psicólogos aumentaría exponencialmente.
Quizá los poderosos hayan
aprovechado para leer el libro de Woody Allen Como acabar de una vez por todas
con la cultura.
Un mundo paradójico donde
los fascistas y golpistas llamando fascistas y autores de golpe de Estado al
gobierno; los liberales reclamando ayudas al papá estado y similares; los
oficios más denigrados y muchos de ellos ocupados por emigrantes, como personal
de limpieza o de supermercados, cuidadores, enfermeras, conductores, médicos…
ahora toman la importancia que tienen: esenciales para la subsistencia de un
país.
Como decía en su canción
Dylan, “el que ahora es el primero será después el último”. ¿Profecía?,
¿ilusión? En nuestras manos está.
PANDEMIA HUMANA
por Mª Esperanza Lobato López.
Tengo
la cabeza enredada en la pandemia
y
no puedo sentir más que tristeza,
como hemos llegado aquí con tanta ligereza.
El
“dios dinero” por fin destruirá
la
vida del Ser Humano sobre la tierra.
Se
negocia con la comunicación,
se negocia con la alimentación,
se
negocia con la salud,
se negocia con el amor,
se
negocia, por qué no,
con
la vida, con la muerte,
como
seres decadentes.
Vamos
sin rumbo coherente,
sólo
el poder y el dinero es el emblema vigente.
El
planeta se destruye dicen
poquitas
voces lucidamente,
otros
pocos lo niegan
y
otros muchos lo consienten.
Que
equivocados estamos,
el
planeta no es el que muere,
el
que muere es el ser humano,
ahora
mismo lo tenemos bien presente.
¿Quién
estamos enjaulados?
¿los
animales, los árboles, el mar,
el
cielo o los humanos?
En
el fondo los que no respetamos
lo
que naturalmente está creado.
¡cuidado
¡ no todos pagaremos el mismo precio.
Los
poderosos, los mayores destructores, los depravados,
siguen
ondeando la bandera del negocio como único derecho.
Y
con todo esto ¿podemos aún salvarnos? O
¿ya
no tenemos tiempo…?
¡Estamos
tan contaminados, que, si no es esta pandemia,
nos
matará la sinrazón y nuestro consentimiento!
Julio
Anguita, lucidez y compromiso por Marcos Erro
Anguita nos hablaba a
nosotros. De eso no había duda. En nuestro despertar político, cuando salía en
la tele, abría canales de comunicación directa con nuestras cabezas y nuestros
corazones. Todavía no sabíamos lo dañino que sería todo lo que implicaba la palabra
Maastricht ni lo que significaba exactamente pertenecer a la OTAN, pero
sabíamos que ese señor decía la verdad. La verdad la decía ese señor de la
barba que miraba de frente y no los encorbatados que hacían malabarismos para
parecer lo que no eran.
Anguita sembró de lucidez
el terreno árido de los años 90 en lo social y en lo político. Clamaba en el
desierto aquel hombre al que la progresía mediática vistió de loco, pero cuando
en 2008 se cayeron las caretas neoliberales, todos tuvieron que regresar a las
tablas que él había grabado. Envejeció bien políticamente por la senda del
ecofeminismo, olfato político para ponerse del lado correcto de la historia le
sobraba desde los años de militancia antifranquista, se afilió al PCE en 1972
después de haber participado en colectivos anarquistas. Sin ser un
fundamentalista de las siglas, siempre fue leal a su proyecto político.
Su ejemplo de vida nos
permitió no bajar nunca la voz ni la cabeza. Su estela vital y política está a
constelaciones de diferencia del reguero de miseria moral que están dejando los
rivales a los que tuvo que enfrentarse. Exigente con el pueblo, no le prometía
un camino de rosas que no existía. Reclamaba estudio, trabajo, compromiso,
consciencia de lo duro de la tarea. Y apelaba también a los intelectuales:
“¿Dónde puñetas estáis que no os comprometéis para sacar de la inmundicia a
nuestro país? ¿Dónde estáis?... ¿Estáis al lado de vuestro pueblo? ¿Al lado de
qué estáis? ¿Del mercado? ¿Pero no veis que la gente no tiene trabajo? ¿No veis
a la gente que va a los comedores de Cáritas? ¿No los veis? ¿Dónde estáis?”
Sacó lustre con pedagogía
a la palabra comunista, palabra que han intentado enterrar bajo toneladas de
propaganda pestilente. Recuerdo cuando después nos aconsejaban guardar las banderas
rojas en nombre de la transversalidad. Hace unos días estábamos en casa de un
amigo un policía nacional, un mecánico, un empresario y yo. Salió Anguita en la
tele y cada uno a su manera mostró el profundo respeto que le tenía. Si eso no
es transversalidad, que baje Marx y lo vea.
Te seguiremos leyendo y
nos reconfortaremos escuchándote. Estudiaremos y trabajaremos desde la
consciencia de que el poder no regala el pan ni las rosas. Tus huerfanitos te
lloraremos y te echaremos de menos. Y te llevaremos flores a Córdoba. Hasta
siempre, maestro.
LAS RESIDENCIAS TIENEN QUE
CONVERTIRSE EN NUEVOS HOGARES PARA LOS MAYORES
Por Rufino Hernández
La pandemia rompe mitos y
deja a personas e instituciones al descubierto. Este derrumbe se ha llevado por
delante ese cacareado eslogan: "la sanidad española es la mejor sanidad
del mundo". El virus se ha encargado de dejar al descubierto sus tripas,
sus carencias, su falta de previsión, protocolos y medios para enfrentarse a
una pandemia. Ha dejado al descubierto los negocios privados que viven en su
seno, la falta de trabajadores en sus plantillas y la explotación laboral a la
que están sometidos.
Similares problemas han
salido a relucir en los servicios de cuidados a domicilio. Teníamos
conocimiento, a través de las reivindicaciones y protestas de sus trabajadores/as, debido a la situación
laboral en la que se encuentran las personas que se ocupan de estos trabajos.
El impacto que está teniendo esta pandemia nos ha obligado a preocuparnos e investigar el funcionamiento de estos
servicios, la privatización a la que están sometidos, las empresas que lo
gestionan y, con todo ello, descubrir
las carencias, mermas y eficacia del servicio de cuidados.
El mundo de las
residencias estaba semioculto. De vez en cuando saltaba alguna noticia negativa
sobre el funcionamiento de alguna de ellas, pero no calaba en el tejido social.
Las familias ingresaban a sus mayores como un mal menor, aunque necesario, y asumían la realidad en
silencio. Otras familias, hasta llegaban a presumir de las condiciones lujosas
y hoteleras de ciertas residencias. Los más de 18.000 muertos causados en estos
establecimientos, dos terceras partes de los fallecidos en todo el Estado, han
dejado al descubierto su verdadera organización.
Este coronavirus también
ha conseguido que ciertos representantes del empresariado nacional, hayan
perdido sus formalidades, sacándoles a los medios a defender sus pensamientos,
cosa poco corriente, ya que no suelen mezclarse en estos temas, prefieren que
este trabajo se lo hagan sus verdaderos portavoces, los partidos de las
derechas. Fue el señor Antonio Garamendi, presidente de la CEOE, el que salió a
reivindicar, que "son ellos, los empresarios, los que crean la
riqueza". Recientemente la señora Ángeles de Miguel, vicesecretaria de la Confederación Vallisoletana de
Empresarios (CVE), la que ha ensanchado más estos conceptos, al asegurar:
"los mayores son personas improductivas".
El estado de alarma y el
consiguiente confinamiento y paralización de gran parte de los puestos de
trabajo, han venido a recordarnos una vez más, que la riqueza es fruto de la
combinación entre medios de producción y
trabajo. Este paro impuesto por el Covid-19 desmiente las palabras del
señor Garamendi. Fueron los propios empresarios los que empezaron a lamentarse
de la ruina que se les venía encima si
no acudían los trabajadores a sus tajos. La señora de Miguel también se tendrá
que desdecir de sus manifestaciones, pues es evidente que los mayores somos muy
productivos: somos grandes consumidores, entre otras cosas, de fármacos, por lo
tanto, somos mantenedores de un gran número de laboratorios, de empresas
farmacéuticas y de su distribución, de las que dependen un importante número de
trabajadores.
Recuerdo una frase de
Almudena Grandes, "para pasar una página hay que haberla leído
anteriormente", tomo esta frase porque en distintas tertulias y programas,
se repite la idea de que después de la pandemia nada puede ser igual, que hay
que pasar página, lo que nos obliga a leerla con anterioridad. Este maldito
virus nos ha demostrado el origen de nuestra realidad, ha roto las cortinas de
humo que ocultaban, también nos pone al descubierto las fuerzas e intereses que
seguirán peleando para que nada cambie.
Tenemos suficientes datos
que nos muestran el camino para enfrentarnos a la nueva época, es la hora de
hacernos la gran pregunta: ¿Qué hacer?
Desde los hospitales,
mareas blancas, trabajadores de las residencias y cuidados a domicilio, desde
los técnicos de los servicios sociales, sale una voz coincidente: "los
servicios públicos no pueden ser un negocio". Esto significa que no pueden
estar en manos privadas. Surge una nueva pregunta: ¿Qué pasos habrá que dar
para conseguirlo? Es cierto que dar contestación a esta pregunta conlleva una
gran complejidad, no se puede solucionar de la noche a la mañana, hay muchos
intereses económicos y políticos en juego.
Saber en qué manos están
las distintas competencias de este sector, es un verdadero maremágnum. Unos
pertenecen a las comunidades autónomas, otras a las diputaciones, otras a los
ayuntamientos. Y las de gestión privada, unas están en manos de la Iglesia y
otras, en diferentes empresas y fondos financieros.
Ante este batiburrillo
organizativo, es necesaria una ley estatal que impida las privatizaciones o
externalizaciones, que abarque desde la ratio de asistidos por trabajado, a la
formación y prevención de los trabajadores, hasta los espacios y servicios del
inmueble. Esta ley estaría supervisada por un servicio de inspección. Todo ello
permitiría ordenar el sector y dar pasos hasta conseguir que estos servicios
sean 100% públicos.
Es necesario un nuevo
concepto de residencias, acorde con las necesidades que la sociedad exige y
necesita. El funcionamiento de las actuales residencias ha cambiado muy poco,
son herederas de los viejos asilos, centros asistenciales donde el residente es
una simple mercancía. Si la residencia es privada, el residente se convierte en
un sujeto de negocio, si es pública, la residencia no pasa de ser una guardería
y un alivio ante las imposibilidades y diferentes motivos que le impiden ser
atendido en su familia.
Las residencias han de
convertirse en el nuevo hogar para los residentes, en centros que posibiliten
un envejecimiento activo, donde el morador pueda mantener su intimidad, pueda
sentirse útil, participe en la dirección y gestión del centro, y potencie la socialización de los
convivientes. Este nuevo concepto exige también un cambio en la arquitectura de
estos centros, deben estar construidos dentro de los cascos urbanos,
facilitando así mantener el contacto con la sociedad. Esto obligaría a los
ayuntamientos a asignar espacios para estos inmuebles en los planes
urbanísticos.
Las organizaciones de
mayores, los movimientos sociales, sindicatos y organizaciones políticas,
tienen que seguir profundizando en esta realidad, tienen que aprovechar estas
enseñanzas que nos deja la pandemia para buscar alternativas. El quedarse en
las denuncias, en las deficiencias y mala gestión de estos centros, por muy
importantes que sean éstas, si no se pasa al campo de las alternativas, hará
que se pierdan un sinfín de energías, y
el no haber aprovechado los tiempos de cambio que hoy se abren.
MENDECILLOS
La bandera de España rompe su
silencio: “Apartadme de los putos fachas”
La enseña rojigualda afirmó que “nunca he sido de
izquierdas, pero coño, qué menos que democrática, a la que me despisto me meten
encima un pájaro muerto y ya huele la cosa…”
Ana Botella declara que ella sí que
entiende a su marido
La exalcaldesa de Madrid hizo estas declaraciones a la
salida de una conferencia de José María Aznar ante la incredulidad de los
asistentes. La traductora a lengua de signos sufrió un ictus
El TSJCyL afirma que “los de Vox
pueden hacer lo que les salga de los cojones”
El presidente del Tribunal Superior de Justicia de Castilla
y León declaró que es una medida para “desatascar los juzgados” y que no tengan
que pedir más permisos, a lo que añadió: “¡Arriba España!”
Descubren que donde hay nazis, Ana
Rosa ve monjas de la caridad
Un estudio reveló esta distorsión de la percepción cuando,
ante un grupo de neonazis entonando el ‘Cara al sol’, la presentadora afirmó:
“¡Qué majas las monjitas cantando el Ángelus!”
Los medios coinciden: “Qué bueno que
era Anguita, ahora que está muerto”
Los editorialistas señalan que sus ideas se entienden mejor
ahora que está más “tranquilito”, y concluyen: “A los actuales les aclamaremos,
cuando lleguen a donde está ahora don Julio”
Las dos Españas y las cacerolas por
Javier Gallego
Artículo aparecido en carnecruda.es
Hay una España que no tiene para llenar las cacerolas y otra
que las golpea. La que más razones tendría de hacer ruido sería la primera,
pero paradójicamente la que la lía y se queja es la segunda. Una hace cola para
recibir la ayuda de sus vecinos, la otra se ha hartado de pensar en la salud
colectiva. Las dos Españas se resumen en esa cacerola. La España de las
cacerolas vacías es solidaria, la España de los cacerolazos sólo piensa en sí
misma.
Esta epidemia claro que distingue clases sociales. Ha sacado
lo mejor de la mayoría que tiene menos y lo peor de la minoría que tiene de
sobra. En los barrios más pobres se organizan para rescatar a los que lo
necesitan, en los barrios más ricos, para poder salir con las berlinas. Este
fin de semana sacaron los coches a la calle como quien saca los tanques.
Parecía que fueran a conquistarla. La Reconquista que diría el del megáfono que
lideraba la espantosa comitiva. Toman las calles como toman la bandera, como si
fueran sólo suyas.
Pero les salió el tiro por la culata. La imagen era
siniestra. Recordaba a la caravana infernal de Mad Max. Facha & Furious,
que dijo un tuitero. Nada más tóxico que una manifestación de coches atascando
a bocinazos una ciudad que ha descansado del ruido y la contaminación durante
dos meses de alivio. Una manifestación así espanta a cualquier persona sensata
sin importar su ideología. A decir de las encuestas, la extrema derecha
vocinglera espanta a la mayor parte de la ciudadanía.
Son mucho ruido pero pocas nueces. Menos nueces de las que
parecen. La inmensa mayoría de este país, esté a favor o en contra del
gobierno, sale a aplaudir o a pasear tranquilamente, no a reventar la
cuarentena. Pero la prensa y las redes amplifican a la minoría de las cacerolas
y acaban convirtiendo en fenómeno de masas lo que es anomalía. Lo hicieron con
Vox, lo están haciendo con las caceroladas, empeñados en ayudar a la derecha y
la ultraderecha a ganar a sartenazos lo que no ganaron en las urnas. Esto va de
echar a los rojos antes de que acabe la legislatura.
A nadie se le oculta que no tiene nada que ver con la
gestión de la epidemia porque entonces se criticaría también a los gobiernos
autonómicos conservadores que han desmantelado la Sanidad pública y que han
cometido errores graves como Sánchez. Esto va también de las dos Españas, de
señoritos y criados, los que mandan y los mandados. Si el Gobierno quiere
evitar que la revuelta de los de arriba se contagie a los de abajo, lo que
tiene que hacer es políticas sociales que les saquen del hoyo. El ruido de las cacerolas
de los ricos sólo se apaga llenando las de los pobres.
Siempre se trata de eso. Del reparto de la riqueza. Hay una
España que necesita la renta básica para sobrevivir, otra que la llama paguita.
Una que pide que se derogue la reforma laboral, otra que se indigna cuando se
aprueba derogarla o cuando se pide subir los impuestos a las grandes fortunas.
Españolito que vives en cuarentena, te guarde Dior. Hay una España que golpea
las cacerolas propias y otra que ayuda a llenar las ajenas. La primera te
helará el corazón, la segunda te lo calienta.
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