viernes, mayo 29, 2020

perdigón 95 Covid- 19




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AÑO CERO. por BISCUTER

La experiencia es la esencia del conocimiento y esta pandemia es algo desconocido para las generaciones actuales. Lo sucedido nos recuerda nuestra fragilidad, algo que se nos había olvidado, sobre todo en Occidente. Nunca hemos sabido tanto sobre nuestra ignorancia. La epidemia no es lo más horrible que le ha pasado a la Humanidad, pero si lo primero que tal vez haya ocurrido a toda la Humanidad como especie consciente.
Es una catástrofe, pero no es una guerra, como equivocadamente ha estado comunicando el Gobierno, con esos generales, ya desaparecidos de escena, cuyas intervenciones parecían diálogos desechados de la Escopeta nacional. Hay una vacuna aún más necesaria que la vacuna del Covid 19 y es la vacuna contra las guerras. Nuestro tiempo es el tiempo del todo se acaba, dice Marina Garcés. Vimos acabarse la modernidad, la historia, las ideologías, el progreso y ahora el agua, el petróleo, el aire limpio, los ecosistemas... Nunca se ha visto el futuro tan cerrado. Tal vez por aquí se abra la brecha del malestar.
Las causas indirectas que nos han traído hasta aquí las conocemos hace tiempo, aunque no hayamos querido prestarles atención. Saramago nos abrió los ojos con su obra Ensayo sobre la ceguera, cuando escribió que hemos estado ciegos porque no hemos visto el egoísmo y la indiferencia que domina nuestras sociedades, presas del mercado y sus caprichos. Hoy se aguanta porque se sueña estar arriba, sin darnos cuenta que en este supermercado mundial la mayoría somos reponedores. El Covid 19 llegó cuando el capitalismo estaba ya en fase de zombificación. Las crisis suelen desvelar lo que hay detrás del telón. El virus nos ha hecho ver una vez más la brutal desigualdad existente y la acelerada destrucción de la naturaleza. Ha supuesto una enmienda a la totalidad del capitalismo más feroz, ese capitalismo neoliberal del que son tan partidarios Vox y el PP, en el papel de polis malos, y la Troika y sus seguidores en España, en el papel de polis buenos o menos malos. La crisis ha venido aderezada con un condimento ya conocido, la posverdad, pero en unas dosis nunca vistas, gracias a la acción patológica de la  extrema derecha y la derecha aznariana. En estos momentos tan difíciles para todos, no se han cortado un pelo en utilizar las emociones más irracionales, para intentar crear una verdad alternativa frente a los hechos realmente sucedidos. Algo en lo que han participado gustosamente la mayoría del oligopolio mediático y, por supuesto, los mandamases de  nuestro Diario de Burgos.  Para combatir este mal es fundamental cultivar el sentido crítico y analizar cada uno de nosotros la disonancia cognitiva que se produce, entre lo que sucede realmente y lo que a nuestras emociones les gustaría que sucediese.
Todas las crisis aceleran los cambios, que pueden ser hacia mejor si empujamos en esa dirección; pero también son tiempos propicios para que emerjan monstruos, para que con la ansiedad crezcan las personalidades autoritarias y el miedo a la libertad, para que lleguen los bárbaros. ¿La crisis nos sacará de la caverna, de la que hablaba el mito de Platón?


La deuda crecerá en España y en todo el globo y será necesario cuestionarse socialmente su origen y la necesidad de una quita, porque no es racional que haya aumentado hasta tal punto, que no haya dinero en el mundo para pagarla. Se calcula que el dinero circulante es de 100 billones de dólares y la deuda mundial de 258 billones de dólares, más de la mitad de ellos correspondientes a los intereses que hay que pagar a la banca. Aunque los profetas del negocio y de la FAES nos sigan machacando con la idea de que no hay alternativa, la política económica posliberal será la norma, si bien precedida de duros enfrentamientos de clase en todo el planeta. El fin del capitalismo rentista y la reanimación de todos nuestros bienes comunes tendrán que imponerse si queremos tener futuro. Un periódico conservador tan importante como el Financial Times ha publicado que se debe dar marcha atrás a las políticas económicas practicadas en las últimas cuatro décadas; que hay que cuestionarse los privilegios de los más ricos; que hay que recuperar los impuestos sobre el patrimonio; que los servicios públicos han de considerarse inversiones y no gastos y que se debe imponer una renta básica universal. Este debe ser el sentido común del nuevo tiempo. La democracia solo se cuida con medidas democráticas. Bertolt Brecht,  que le tocó vivir una época muy dura,  dijo aquello de  “…se cantará después de los tiempos oscuros”. ¡Pues hala, a aplicarse el cuento!

Reto Covid-19:  Cuatro verdades y una mentira  en versión ecosocial
por Ecologístas en Acción

En estas semanas de confinamiento se ha escrito - y hemos leído - multitud de reflexiones en torno a la crisis de la COVID-19. A nivel social, nos ha hecho cuestionarnos algunos referentes que parecía estaban fuera de toda duda. ¿Sigue valiendo la forma en la que interpretábamos el mundo hasta ahora? ¿Podemos seguir aplicando el mismo diagnóstico sobre el estado del planeta y la sociedad? Y las recetas para una transición a otra forma de vivir, ¿siguen siendo las mismas?
Os proponemos un juego: encontrad la mentira entre estas verdades.
En caso de pandemia, la clase social es un factor de riesgo (y en la crisis socioeconómica que vendrá detrás, también). La crisis sanitaria dejó claro que exacerba vulnerabilidades preexistentes. Se ha cebado en los barrios de menor renta y no es lo mismo teletrabajar que tener que acudir cada día a un empleo en el que se pone en riesgo tu salud; o vivir en un piso pequeño donde si hay una persona contagiada es imposible el aislamiento.

La industria fósil aprovechará esta crisis para salvarse de la suya. Dejar los combustibles fósiles bajo tierra es la única receta para frenar las emisiones de gases de efecto invernadero. Eso lo sabe hasta el Papa de Roma, otra cosa es que a quienes están en el negocio les interese ponerlo en práctica. La industria fósil está muy acostumbrada a que los gobiernos les paguen la fiesta, y no va a renunciar tan fácilmente. No es la única: industrias como la de la aviación o el automóvil también buscan ser rescatadas y varios gobiernos ya lo están haciendo sin condiciones ambientales.
La pandemia ha puesto de manifiesto (todavía más) la vulnerabilidad del sistema. No ha sido una casualidad, ni un ataque de un enemigo invisible. Debería tratarse como una advertencia de la debilidad de un sistema globalizado, caracterizado por una hipermovilidad e hiperespecialización, que antepone la rentabilidad económica a la vida y que, llegado el momento, ni siquiera es capaz de suministrar las mascarillas que necesitamos. En esta crisis, hemos visto a mayor escala la debilidad de nuestros servicios públicos y, en general, la precarización e invisibilización de todos los trabajos (remunerados o no) asociados al cuidado de la vida.
La crisis climática y de biodiversidad sigue siendo el mayor reto de la humanidad. La COVID-19 ha desplazado a la emergencia climática de las noticias, pero no ha desaparecido y sigue su curso, las amenazas se multiplican cada día, poniendo en riesgo la resiliencia de los ecosistemas y las bases materiales de la vida.
Esta crisis marca un punto de inflexión hacia la transición ecosocial. Esta crisis es diferente, porque la percepción social hacia los impactos sociales y ambientales de nuestro modelo económico ha cambiado. Ha sido la puntilla que está permitiendo colocar las piedras de esta nueva senda que ya estamos empezando a recorrer.
¿Has adivinado la mentira? ¿No? Te damos una pista: No hay que confundir los deseos con la realidad. La crisis del coronavirus solo será una oportunidad política si así se disputa. Ni de lejos los cambios vendrán solos. La tarea es enorme, pero ¿qué mejor proyecto colectivo que un futuro que no deje a nadie atrás?
Si quieres una versión más larga de este artículo, búscala en elsalto.com/saltamontes

POESIA:

NO MANDAR FLORES POR Rufino Hernández

¿A quién mandaremos flores
esta nueva primavera?
¿Al sanitario, al que limpia,
al que lleva la ambulancia,
o al que trabaja en la escuela?
¿Al que vive en la chabola,
o al que navega en patera,
o acaso, al que perdió el trabajo
y se quedó sin vivienda?

No. No mandéis flores.

Dejarlas crecer en los campos,
que en su estambre libe la abeja,
que inunde de aromas los valles,
los montes, cumbres y laderas,
y cuando esté marchitada,
de nuevo vuelva a la tierra
para enriquecer los suelos
y abonar la sementera.

Ellas piden, necesitan otras flores,
brazos, puños y unión ante estas fieras
que nos roban la salud y los trabajos,
nos explotan con salarios de miserias,
obligando a vivir a los hermanos en chabolas,
sin agua, sin luz, entre cascotes, sobre tierra.

No, no mandéis ni aplausos ni flores,
mandad vuestros puños,
vuestras manos llenas.




ENTREVISTA A …   Amancio Ortega
No salimos de nuestro asombro, ni en sueños podríamos imaginar que el hombre más buscado de España por todos los medios de comunicación para poder ser entrevistado, se pusiese en contacto con este humilde medio para ser entrevistado. Este hombre no es otro que Amancio Ortega. La fortuna más grande de España y una de las 10 primeras del mundo mundial. Este leonés de nacimiento y galleguiño de adopción nos ha recibido como si nos conociera de toda la vida. Su amabilidad, su sencillez y sus muchísimos millones, han hecho que sea respetado y admirado por todo el mundo capitalista y por obreros despistados.
   A la entrada de su enorme Pazo, unas 100 veces más grande que el paciño de nuestro rico burgalés, somos recibidos por dos agentes uniformados con casco de la ONU. Después de enseñar nuestras credenciales un coche blindado recorre  20 Km, hasta dejarnos a la entrada de un palacete más grande que nuestra Catedral.

   Sin más preámbulos somos llevados al despacho de D. Amancio.
D. Amancio.- Hombre,  chavales. Estoy encantado de que hayáis venido. Esto no quiere decir que yo comulgue con vuestras ideas, ni con el contenido de vuestra línea editorial. Pero dado que vuestra revista o panfleto lo leen los desgraciados de Podemos, he creído oportuno conceder esta entrevista para dar mi punto de vista y desmontar las palabras obscenas que sobre mi persona ha emitido ese tal Pablito Iglesias.
 
   Perd.- Mire usted, D. Amancio, por encima de ideologías, de partidos y de monarquías,  está la verdad. Si usted al decir su verdad piensa que el Pablito es un cabroncete, nosotros así lo pondremos. Pero antes, déjenos decir, que estamos orgullosos de que usted haya elegido nuestro medio para responder al presidente de Podemos, al vicepresidente segundo del Gobierno y ministro de Derechos Sociales y Agenda 2030.
   D. Amancio.- Leches con el pavo. Sí que ha llegado lejos el muy jodido. Claro, que mucho de esto me lo debe a mí. Es muy  fácil meterse con los emprendedores, desprestigiar nuestra labor, poner en duda nuestro patrimonio, hecho a base de esfuerzo y sacrificio, sin pedir nada a nadie, creando empleo y encima le parece mal que seamos altruistas y repartamos algo de lo nuestro con los más desfavorecidos.

   Perd.- Hombre, D. Amancio. Que ustedes los ricos dan algo de lo que les sobra para limpiar la conciencia y hacer ver un capitalismo con rostro humano. En esto Pablito tenía razón, si ustedes pagasen salarios dignos y cotizasen como es debido, no haría falta que diesen limosnas.
   D. Amancio.- ¡Pero bueno! ¡A ver si ustedes son peores que Pablito! Yo, lo que tengo, lo he hecho trabajando, con el sudor del de enfrente, perdón, quiero decir, con el sudor de mi frente.
Perd.- ¿Pero de verdad, usted nos quiere hacer creer que en una vida se pueden acumular tantos millones como los que usted tiene con buenas artes?
   D. Amancio.- Pues claro que sí. Usted lo acaba de decir… es un arte. Que solo está al alcance de unos pocos.  Miren a su amigo el Pablito, en poco tiempo ha pasado de vivir en un cuartito de 60 m. en Vallecas a un chalecito en Galapagar. Así se empieza, poco a poco, con esfuerzo y dedicación. Así empecé yo, y Felipe González y tantos otros.

   Perd.- Hombre, no nos fastidie. No se puede comparar un chalet de 600.000 euros a los más de 80.000 millones que ha arramplado usted. No nos joda, D. Amancio, que tanto dinero no se puede hacer con buenas artes.
   D. Amancio.- El arte está en hacer ver, que lo que vale a uno se vende a dos y lo de dos a cuatro y así sucesivamente hasta llegar al infinito. Por otro lado, en el imaginario de la gente introducir que la compra ha sido una ganga, que ha sido la compradora la que ha engañado al comerciante y sonriente se lo enseña a sus amigas que también quieren consumir y no ser menos que la amiga. Ese es el arte. Hacer del consumo una necesidad y una vanidad

   Perd.- Es usted igualito que el rico de nuestra ciudad. Solo que él, comercia con cemento.
   D. Amancio.-¿Y quién es ese elemento?  Yo conozco a todos los ricos de España que superan los 1.000 millones de euros, pero de Burgos no me suena ninguno.

   Perd.- Puede que no llegue. Pero no le faltará mucho.  Andará por los 800 o 900 milloncejos que se sepa.
   D. Amancio.- Me informaré. Aunque yo el cemento en bruto no lo trabajo. ¿Pero quién sabe? Luego me facilitan su nombre y dirección.

   Perd.-¿Qué le parece a usted esto del Coronavirus? Los mayores como usted y como nuestro editor caen como moscas.
   D. Amancio.- Hombre que su editor las plingue puede ser, pero yo, es más difícil. Hay que tener en cuenta, y esto lo saben bien los gobiernos y los científicos, que los que aportamos dinero de nuestros ahorros, tenemos un estatus especial que nos blinda y yo, en dar prebendas,  aquí en la tierra como en el cielo, soy el primero.

   Perd.- Por lo que se ve usted es buen cristiano. Lo del cielo se lo dará al clero.
   D. Amancio.- Así es, majos. Siempre que voy a misa en la bandeja no faltan los 1.000 euros de D. Amancio y si voy con la señora, caen otros 1.000 más. En la fiesta de Santiago Apostol como la oficia el Arzobispo hay un cheque de 20.000 euros y otros 2.000 para el que sacude el Botafumeiro.

   Perd.- Está bien que usted vaya dando algo de lo mucho que le sobra y que haga ostentación de ello. Pero usted, como buen cristiano que es, habrá leído lo que dijo Jesús.
D. Amancio.- ¿Y qué es lo que dijo Jesús?

   Perd.- En el evangelio de Lucas.
D. Amancio.- ¿Y quién es ese tal Lucas?

   Perd.- ¡Mis cojones con pelucas! ¡Hay que joderse! Lucas es uno de los cuatro evangelistas que relata la parábola de la Viuda Pobre.
   D. Amancio.- ¿Y qué dice esa parábola?

   Perd.- Pero vamos a ver. Dice usted que es cristiano, que va a misa, que echa 1.000 euros,  que el Arzobispo es amigo suyo y no ha leído los evangelios, ni sabe quién fue Lucas… pues vaya un cristiano.
   D. Amancio.- ¡Joder! que lo mío es hacer dinero y crear empleo, que eso también es cristiano.

   Perd.- Le vamos a explicar la parábola a ver si coge la onda. Cuenta Lucas, en el Evangelio que los hombres ricos y poderosos de aquella época, cuando iban al templo, daban unas limosnas enormes, haciendo ostentación de sus riquezas. Una pobre viuda que no tenía para comer, miraba a su alrededor para que nadie la viese echar dos moneditas de cobre. Entonces, Jesús dijo: Verdaderamente os digo que esta viuda pobre ha dado más que nadie, pues los ricos dan de lo que les sobra, pero ella, en su pobreza ha dado todo lo que tenía para su sustento.
   D. Amancio.- O sea que según eso yo soy un hipócrita y un cabroncete. Pues se van a joder. A partir de ahora ni 1.000 euros, ni cheques, ni nada de nada. Si el Párroco y el Sr. Arzobispo me llegan a decir que Jesús dijo eso yo me hubiese hecho mormón. Hostias, qué bien abrían los ojos, los muy mamones, cuando veían ese dinerito, como caído del cielo.

   Perd.- Mire usted. Nosotros no sabemos si usted es un cabroncete, de lo que estamos seguros es que usted es un verdadero hipócrita. En eso estamos de acuerdo con Pablo Iglesias. Ya sabe usted, y si no lo sabe, se lo decimos nosotros, toda riqueza es trabajo no pagado y San Agustín,  que no era marxista ni anarquista, también dijo: Todo rico es ladrón o hijo de ladrón.
   D. Amancio.- ¿Pero a qué coño han venido ustedes? Yo les dado esta entrevista para hacer ver qué es lo que yo hago por el pueblo, por mi país, por la humanidad entera y sobre todo por desmentir las calumnias que sobre mi persona y sobre mi generosidad ha hecho Pablo Iglesias.

   Perd.- No se enfade, hombre. Si nosotros en el fondo estamos de acuerdo con usted. Pablo Iglesias tiene esos arreones,  pero después se quedan en nada. Estas cosas suelen pasar en los primeros años que uno huele el poder, después se va calmando la cosa y casi seguro que acabará siendo amigo de usted.
   D. Amancio.- ¿Ustedes creen? No lo tengo yo tan seguro. Que este hombre lleva España a la ruina. Este es peor que un Coronavirus, se lo digo yo.

   Perd.- Tranquilo,  hombre. Déjelo en nuestras manos. Ahora que ha mentado el Coronavirus, ¿qué le parece a usted lo que está pasando? ¿Cree usted que el sistema capitalista está entrando un declive que no tiene retorno?
D. Amancio.- Yo creo que este virus es cosa de Maduro y puede que Pablo Iglesias esté detrás. Ha sido un ataque a los emprendedores, al sistema capitalista, dirigido como les decía antes por Venezuela y los chinitos,  y eso no lo vamos a consentir.

   Perd.- Ya estamos con Venezuela.  Ustedes los ricos tienen obsesión con que Podemos y Venezuela son lobos de la misma camada y no es así. Pablo no está maduro  para hacer revoluciones, como mucho, lo más que puede hacer es que usted pague, no todo lo que debe, pero un poquitín de esos 80.000 millones sí que puede ser posible.
   D. Amancio.-¡Pero ustedes son tontos o qué! Así empiezan las revoluciones. Así empezó el Robín Hood de Gerona, el Curro Giménez de Andalucía, robando a los ricos para dárselo a los pobres y eso no lo puede consentir una democracia consolidada como la nuestra. Una cosa es que Pablito se meta conmigo y me ande tocando los cojones y otra es que toque la cartera.

   Perd.- No se enfade usted, hombre. ¿Para qué vale el dinero, si no es para hacer feliz a los demás?
   D. Amancio.-¡Pero si es lo que yo hago! Hago feliz a la Santa Madre Iglesia, hago feliz a mi hija, la que monta a caballo, hago feliz a 10.000 millones de chinitos que trabajan para mí y que gracias al sueldazo que les doy pueden comer todos los días, pago mis diezmos y primicias para entrar en el cielo el día que me muera. He pagado de mi bolsillo todas las banderitas que lucen los de VOX y el PP. No sé qué tendré que todos los cabrones se me pegan como la mosca a la miel.

   Perd.- Mire, D. Amancio. Dejémonos de hostias. Usted lo que tiene es miedo a que alguien le baje del pedestal donde está subido. Y ese altar es donde acuden los lameculos a adorar al becerro de oro. Ustedes los ricos han construido una nueva religión donde el dinero es ese dios que puede hacer milagros. Que convierte la mierda que ustedes cagan en incienso que cambia el olor, la podredumbre y la hipocresía que unos pocos ven en todos ustedes.
   D. Amancio.- ¡Me cagüen la madre que les pario! Ustedes son peor que el Pablito. Hasta aquí hemos llegado. So cerdos. La culpa es mía por abrir la puerta a estos rojos de mierda. Pero quién coño me ha informado de que este medio es en el que mejor podía cantarle las cuarenta a los de Podemos, una mierda es lo que me estoy comiendo.

   Perd.- Con lo tranquilos que son los gallegos, usted se está saliendo de madre por cuatro verdades que le hemos dicho. Si lo hacemos por su bien. Para que corrija usted sus errores y pueda llegar al cielo limpio de polvo y paja, que es lo que Pablo quiere. Que ahí arriba las cosas no se miden por dinero, se miden por las obras de caridad que usted haya realizado en la tierra.
   D. Amancio.- Si es lo que yo digo. Ya tengo más de 80 años y pronto tendré que rendir cuentas a los de arriba. Me han dejado ustedes hundido con lo de la Viuda Pobre, no hago más que pensar en ello. ¿Quién me dice que allá arriba no pueda haber otro Pablo Iglesias que  me toque los cataplines por toda la eternidad?

   Perd.- Nosotros podemos ayudarle.
   D. Amancio.- ¿Y cómo me pueden ayudar?

   Perd.- En Ourense hay una adivina, la llaman la Viuda Alegre, es una mujer muy campechana que con solo leer la mano derecha y ver la pupila del ojo, sabe cuándo usted las va a espichar y qué lugar ocupará en el otro mundo.
   D. Amancio.- Y, ¿cómo se llama?

   Perd.- La conocen por la Viuda Alegre, pero su nombre es Doña Remedios. A Pablo Iglesias, le adivino los hijos que iba a tener y zas, dos de la primera tirada. También le dijo que llegaría a Presidente y que tuviera cuidado con los ricos, ya que en la conjunción de Júpiter y Neptuno en 2020 o 2021 podrían lloverle hostias a mansalva.
   D. Amancio.- Dios lo quiera.
   Perd.- Pero qué retorcidos son ustedes los ricos. A ver si por una vez, hay alguna conjunción de planetas y las hostias las reciben ustedes, que ya está bien la broma. Quede usted con
Dios y con la Viuda Alegre.
   D. Amancio.- Adiós. Piojosos, desgraciados. Viva VOX y la Santa Madre Iglesia.
Esta entrevista, hecha con el cariño y la profesionalidad del Equipo de Investigación del Perdigón, se realizó el día de Gracia del Señor, 22 de mayo. Festividad de Santa Rita. Estuvo casada con Pablo di Fernando, que resultó ser hombre caprichoso y violento, que fue asesinado por su mala vida. Una vez viuda se metió en un monasterio. Es la santa preferida de los ricos y de todos aquellos que hoy superan el millón de euros. Todas las noches D. Amancio y nuestro rico rezan la oración: Santa Rita, Santa Rita, siempre da y nunca quita.


¡¡¡ABOLICIÓN YA!!! Por LA MORADA

Hasta en pleno confinamiento hay mujeres que parece que no tienen derecho a dejar de ser explotadas por la violencia más antigua del mundo: ser prostituídas. Encuentro un texto de Teresa Mollá muy interesante que quiero compartir.
"Esta mañana, al despertarme, me encontré etiquetada en un par de entradas en una red social (odio ser etiquetada en las redes) para “colaborar en una especie de caja de resistencia para las mal llamadas “trabajadoras del sexo” y apelando a que quienes tenemos una nómina, nos tocaba ser solidarias con las mujeres que no pueden “trabajar” por el confinamiento.
Al cabo de un rato recibo una notificación por otra red social sobre la reciente detención de siete personas por explotar sexualmente a doce mujeres de origen colombiano en dos ciudades de Andalucía, una de ellas menor de edad, incluso en estos días de confinamiento. Está claro que la prostitución mueve muchos millones de euros se mire por donde se mire y que los tratantes de personas van a defender sus negocios a capa y espada, aunque sean ilícitos y las mercancías sean personas, mayoritariamente mujeres.
Pero hay algo que no entiendo. Es este tiempo de confinamiento obligatorio, ¿Por qué el Gobierno del Estado no ha decretado, específicamente, el cierre de todos los prostíbulos tanto de carreteras como los que existen dentro de las ciudades, así como los pisos donde se sabe que se ejerce la prostitución en pueblos y ciudades?. Han dejado a las mujeres prostituidas y explotadas sexualmente en un limbo jurídico y al albur, como siempre de sus explotadores y de los consumidores de mujeres.
Desde mi punto de vista no se pueden afrontar políticas integrales de igualdad entre mujeres y hombres mientras se aparca el tema de la abolición de la prostitución. Mientras haya una sola mujer víctima de trata con fines de explotación sexual y una sola mujer víctima de violencias machistas de cualquier tipo, incluidas las sexuales, las políticas serán de igualdad, pero me cuestiono mucho que sean feministas.

Y no se trata en absoluto de ir repartiendo carnets de quien es o no es feminista. Nada más lejos de mi intención. Se trata, desde mi punto de vista y sencillamente de mirar por el bienestar del conjunto de personas buscando la equidad entre mujeres y hombres. O dicho de otra manera y con una expresión que está en boga, de no dejar a nadie atrás tal y como ahora (y no solo por la pandemia) se está haciendo con las mujeres prostituidas y victimas de explotación sexual.
El Ministerio de Igualdad no puede seguir mirando para otro lado cuando se sabe donde están siendo explotadas sexualmente estas mujeres. Tampoco puede alegar la “voluntariedad” de estas mujeres cuando están siendo explotadas precisamente valiéndose de su vulnerabilidad económica tanto en sus países de origen como dentro del territorio del Estado Español.
El tan ansiado por el movimiento feminista, Ministerio de Igualdad, no puede ni debe quedarse de brazos cruzados cuando hay mujeres siendo consumidas y tratadas como si de animales se tratara al tiempo que son mercantilizadas para que unos gañanes hagan sus fortunas personales y empresariales.La abolición de la prostitución tiene que ser un objetivo de esta legislatura política, porque se nos debe a las mujeres, a todas las mujeres y no solo a unas cuantas. Porque mientras se siga permitiendo que los cuerpos de las mujeres sean usados como mercancías de consumo que permitan amasar fortunas ilegales, nadie se puede llamar feminista.
Ministra de Igualdad, le aconsejo que estudie en profundidad el tema, se deje asesorar por las mejores feministas teóricas y activistas del país y actúe como lo que dice ser, como una feminista valiente. De lo contrario, dejará pasar una ocasión histórica para romper la alianza asesina entre capitalismo y patriarcado que se sigue enriqueciendo con los cuerpos y el sufrimiento de muchas mujeres que están siendo prostituidas y explotadas, incluso en tiempos del confinamiento.
El tiempo de los paños calientes ha pasado y ha llegado el momento de la toma de decisiones valientes y nuestras mejores teóricas del feminismo lo tienen muy claro. Y han demostrado la clara vinculación entre esos dos poderes opresores para las mujeres como lo son el capitalismo y el patriarcado.
Si no se actúa habrá, por silencio y omisión, complicidad con ellos. Y eso no es ser feminista.


El suelo de mueve por Fernando Ortega Barriuso

Bob Dylan cantó ¡¡en 1964!!  aquello de que “los tiempos están cambiando”, aviso que suscitó temores e incógnitas, e invitaba a “tener los ojos abiertos”. El poeta no concretó a qué ritmo y en qué cantidad iban a ser esos cambios pero la verdad es que, desde esos años, la velocidad en cómo han sucedido, a veces estremece. Léase la covid-19.
Cambios en el trabajo, en el urbanismo, en las relaciones humanas, en la economía en general. Incógnitas a ir rellenando y la pugna para que no se cumpla aquello de “a río revuelto ganancia de pescadores”, o en roman paladino que no ganen los de siempre. Que por ahora…
La muerte de un militante de izquierdas –del puño a la derecha- hace unas semanas, Julio Anguita, nos invita a ese reconocimiento de un hombre coherente y perseverante y a reflexionar sobre una de tantas evoluciones políticas: pasó de ser secretario general y coordinador de IU a crear una plataforma cívica llamada “Somos mayoría” y confesar públicamente su rechazo a los partidos políticos, fueran del signo que fueran, y su apuesta por la lucha desde abajo, el trabajo cívico de transformación, la importancia de una democracia real, defendiendo siempre “las dos orillas”: el clásico abajo/arriba, o izquierda/derecha. Las clases sociales, vamos.
Un primer paso que no responde a la eterna pregunta de qué hacer, cómo transformar la realidad, más en esta sociedad cambiante y compleja en donde lo de hoy (¿este escrito?) no vale para mañana. A problemas complejos no hay soluciones simples.
Pero se puede partir de ideas base: la mencionada de las clases sociales, tan antigua y tan moderna, porque es claro que para que ganen unos otros pierden, y a la vista está el escándalo de elites que ganan decenas de miles de veces más que un trabajador normal, los beneficios estrambóticos de elites cada vez más corruptas. Y otra idea –implícita en ese “Somos mayoría”- puede ser la de que siempre, siempre, siempre las movilizaciones sociales, el trabajo a ras de suelo, la democracia directa, la lucha por un socialismo horizontal (léase anarquismo), siempre es positiva. Presionar a los poderes estén en las manos que estén, democratiza, hace mayor justicia, crea más área de libertad. Presionar, fiscalizar, criticar, ofrecer alternativas, movilizarse, poner en cuestión, dialogar, estar presentes. El ‘apreteu’ de Torra (¡perdón!) o el movilizarse de Iglesias (¡perdón!).

Y ahí está la importancia de esas mareas y movimientos como el 15-M, las mareas de diversos colores, las plataformas por causas varias, esa red cada vez más tupida que intenta hacer caer a ese mosquito poderoso que sobrevuela nuestras cabezas.
Quizá otra idea sería la de que los cambios no pueden, ni deben, venir desde una única estrategia o un pensamiento único. En buena ideología libertaria, debería de ser una confluencia de sensibilidades o formas propias las que irían desmontando el conglomerado capitalista, por un lado o por otro, tirando de aquí o de allá, y en algunos campos así va sucediendo: feminismo, ecología, jubilados, antimilitarismo, sanidad pública, cultura… en donde la sociedad civil, “los de abajo”, tienen cada vez mayor presencia. Pequeñas piezas en sí mismas pero que unidas pueden hacer un gran puzle que tenga una presencia máxima.
“Los ciclos históricos no están predeterminados, son resultado de las acciones de las personas”, en opinión de Chomsky.
A uno no le gusta hacer leña del árbol caído, pero es meridianamente claro el espectáculo bochornoso que han desarrollado y desarrollan los partidos políticos con sus cambios de opinión, consignas, alianzas, tácticas, todo exclusivamente para conseguir o mantenerse en su poder, sin ningún interés real por el bienestar de los ciudadanos que dicen representar. Aquello de “donde dije digo digo Diego” se queda pequeño ante tanto baile de ideas y estrategias. La falta de credibilidad es manifiesta y el gran peligro es que esas críticas fundamentadas sean aprovechadas por los fascistas para reclamar un estado fuerte, un líder poderoso, un pensamiento único, con un aroma que huele a la “dialéctica de los puños y las pistolas”.
El citado Chomsky defiende que la cultura es casi la única opción para ampliar la conciencia social, de clase, política, aunque sobre ello las perspectivas no son halagüeñas porque la misma Junta de Castilla y León y el Ayuntamiento de la ciudad plantean recortes en ese área, ya de por sí bastante machacada. Precisamente cuando la cultura en forma de música, cine, lecturas, danza, etc. nos ha salvado en buena parte en esta cuarentena. De no ser por ella, la factura de psiquiatras y psicólogos aumentaría exponencialmente.
Quizá los poderosos hayan aprovechado para leer el libro de Woody Allen Como acabar de una vez por todas con la cultura.
Un mundo paradójico donde los fascistas y golpistas llamando fascistas y autores de golpe de Estado al gobierno; los liberales reclamando ayudas al papá estado y similares; los oficios más denigrados y muchos de ellos ocupados por emigrantes, como personal de limpieza o de supermercados, cuidadores, enfermeras, conductores, médicos… ahora toman la importancia que tienen: esenciales para la subsistencia de un país.
Como decía en su canción Dylan, “el que ahora es el primero será después el último”. ¿Profecía?, ¿ilusión? En nuestras manos está.


PANDEMIA HUMANA 
por  Mª Esperanza Lobato López.  

Tengo la cabeza enredada en la pandemia
y no puedo sentir más que tristeza,
como  hemos llegado aquí con tanta ligereza.

El “dios dinero” por fin destruirá
la vida del Ser Humano sobre la tierra.
Se negocia con la comunicación,
se  negocia con la alimentación,
se negocia con la salud,
se  negocia con el amor,
se negocia, por qué no,
con la vida, con la muerte,
como seres decadentes.
Vamos sin rumbo coherente,
sólo el poder y el dinero es el emblema vigente.

El planeta se destruye  dicen
poquitas voces lucidamente,
otros pocos lo niegan
y otros muchos lo consienten.
Que equivocados estamos,
el planeta no es el que muere,
el que muere es el ser humano,
ahora mismo lo tenemos bien presente.

¿Quién estamos enjaulados?
¿los animales, los árboles, el mar,
el cielo o los humanos?
En el fondo los que no respetamos
lo que naturalmente está creado.

¡cuidado ¡ no todos pagaremos el mismo precio.

Los poderosos, los mayores destructores, los depravados,
siguen ondeando la bandera del negocio como único derecho.

Y con todo esto ¿podemos aún salvarnos? O
¿ya no tenemos tiempo…?
¡Estamos tan contaminados, que, si no es esta pandemia,
nos matará la sinrazón y nuestro consentimiento!

Julio Anguita, lucidez y compromiso por Marcos Erro
Anguita nos hablaba a nosotros. De eso no había duda. En nuestro despertar político, cuando salía en la tele, abría canales de comunicación directa con nuestras cabezas y nuestros corazones. Todavía no sabíamos lo dañino que sería todo lo que implicaba la palabra Maastricht ni lo que significaba exactamente pertenecer a la OTAN, pero sabíamos que ese señor decía la verdad. La verdad la decía ese señor de la barba que miraba de frente y no los encorbatados que hacían malabarismos para parecer lo que no eran.
Anguita sembró de lucidez el terreno árido de los años 90 en lo social y en lo político. Clamaba en el desierto aquel hombre al que la progresía mediática vistió de loco, pero cuando en 2008 se cayeron las caretas neoliberales, todos tuvieron que regresar a las tablas que él había grabado. Envejeció bien políticamente por la senda del ecofeminismo, olfato político para ponerse del lado correcto de la historia le sobraba desde los años de militancia antifranquista, se afilió al PCE en 1972 después de haber participado en colectivos anarquistas. Sin ser un fundamentalista de las siglas, siempre fue leal a su proyecto político.
Su ejemplo de vida nos permitió no bajar nunca la voz ni la cabeza. Su estela vital y política está a constelaciones de diferencia del reguero de miseria moral que están dejando los rivales a los que tuvo que enfrentarse. Exigente con el pueblo, no le prometía un camino de rosas que no existía. Reclamaba estudio, trabajo, compromiso, consciencia de lo duro de la tarea. Y apelaba también a los intelectuales: “¿Dónde puñetas estáis que no os comprometéis para sacar de la inmundicia a nuestro país? ¿Dónde estáis?... ¿Estáis al lado de vuestro pueblo? ¿Al lado de qué estáis? ¿Del mercado? ¿Pero no veis que la gente no tiene trabajo? ¿No veis a la gente que va a los comedores de Cáritas? ¿No los veis? ¿Dónde estáis?”
Sacó lustre con pedagogía a la palabra comunista, palabra que han intentado enterrar bajo toneladas de propaganda pestilente. Recuerdo cuando después nos aconsejaban guardar las banderas rojas en nombre de la transversalidad. Hace unos días estábamos en casa de un amigo un policía nacional, un mecánico, un empresario y yo. Salió Anguita en la tele y cada uno a su manera mostró el profundo respeto que le tenía. Si eso no es transversalidad, que baje Marx y lo vea.
Te seguiremos leyendo y nos reconfortaremos escuchándote. Estudiaremos y trabajaremos desde la consciencia de que el poder no regala el pan ni las rosas. Tus huerfanitos te lloraremos y te echaremos de menos. Y te llevaremos flores a Córdoba. Hasta siempre, maestro.

LAS RESIDENCIAS TIENEN QUE CONVERTIRSE EN NUEVOS HOGARES PARA LOS MAYORES
Por Rufino Hernández
La pandemia rompe mitos y deja a personas e instituciones al descubierto. Este derrumbe se ha llevado por delante ese cacareado eslogan: "la sanidad española es la mejor sanidad del mundo". El virus se ha encargado de dejar al descubierto sus tripas, sus carencias, su falta de previsión, protocolos y medios para enfrentarse a una pandemia. Ha dejado al descubierto los negocios privados que viven en su seno, la falta de trabajadores en sus plantillas y la explotación laboral a la que están sometidos.
Similares problemas han salido a relucir en los servicios de cuidados a domicilio. Teníamos conocimiento, a través de las reivindicaciones y protestas de sus  trabajadores/as, debido a la situación laboral en la que se encuentran las personas que se ocupan de estos trabajos. El impacto que está teniendo esta pandemia nos ha obligado a preocuparnos  e investigar el funcionamiento de estos servicios, la privatización a la que están sometidos, las empresas que lo gestionan y, con todo ello, descubrir  las carencias, mermas y eficacia del servicio de cuidados.
El mundo de las residencias estaba semioculto. De vez en cuando saltaba alguna noticia negativa sobre el funcionamiento de alguna de ellas, pero no calaba en el tejido social. Las familias ingresaban a sus mayores como un mal menor,  aunque necesario, y asumían la realidad en silencio. Otras familias, hasta llegaban a presumir de las condiciones lujosas y hoteleras de ciertas residencias. Los más de 18.000 muertos causados en estos establecimientos, dos terceras partes de los fallecidos en todo el Estado, han dejado al descubierto su verdadera organización.
Este coronavirus también ha conseguido que ciertos representantes del empresariado nacional, hayan perdido sus formalidades, sacándoles a los medios a defender sus pensamientos, cosa poco corriente, ya que no suelen mezclarse en estos temas, prefieren que este trabajo se lo hagan sus verdaderos portavoces, los partidos de las derechas. Fue el señor Antonio Garamendi, presidente de la CEOE, el que salió a reivindicar, que "son ellos, los empresarios, los que crean la riqueza". Recientemente la señora Ángeles de Miguel, vicesecretaria  de la Confederación Vallisoletana de Empresarios (CVE), la que ha ensanchado más estos conceptos, al asegurar: "los mayores son personas improductivas".
El estado de alarma y el consiguiente confinamiento y paralización de gran parte de los puestos de trabajo, han venido a recordarnos una vez más, que la riqueza es fruto de la combinación entre medios de producción y  trabajo. Este paro impuesto por el Covid-19 desmiente las palabras del señor Garamendi. Fueron los propios empresarios los que empezaron a lamentarse de la ruina que se  les venía encima si no acudían los trabajadores a sus tajos. La señora de Miguel también se tendrá que desdecir de sus manifestaciones, pues es evidente que los mayores somos muy productivos: somos grandes consumidores, entre otras cosas, de fármacos, por lo tanto, somos mantenedores de un gran número de laboratorios, de empresas farmacéuticas y de su distribución, de las que dependen un importante número de trabajadores.
Recuerdo una frase de Almudena Grandes, "para pasar una página hay que haberla leído anteriormente", tomo esta frase porque en distintas tertulias y programas, se repite la idea de que después de la pandemia nada puede ser igual, que hay que pasar página, lo que nos obliga a leerla con anterioridad. Este maldito virus nos ha demostrado el origen de nuestra realidad, ha roto las cortinas de humo que ocultaban, también nos pone al descubierto las fuerzas e intereses que seguirán peleando para que nada cambie.
Tenemos suficientes datos que nos muestran el camino para enfrentarnos a la nueva época, es la hora de hacernos la gran pregunta: ¿Qué hacer?
Desde los hospitales, mareas blancas, trabajadores de las residencias y cuidados a domicilio, desde los técnicos de los servicios sociales, sale una voz coincidente: "los servicios públicos no pueden ser un negocio". Esto significa que no pueden estar en manos privadas. Surge una nueva pregunta: ¿Qué pasos habrá que dar para conseguirlo? Es cierto que dar contestación a esta pregunta conlleva una gran complejidad, no se puede solucionar de la noche a la mañana, hay muchos intereses económicos y políticos en juego.
Saber en qué manos están las distintas competencias de este sector, es un verdadero maremágnum. Unos pertenecen a las comunidades autónomas, otras a las diputaciones, otras a los ayuntamientos. Y las de gestión privada, unas están en manos de la Iglesia y otras, en diferentes empresas y fondos financieros.
Ante este batiburrillo organizativo, es necesaria una ley estatal que impida las privatizaciones o externalizaciones, que abarque desde la ratio de asistidos por trabajado, a la formación y prevención de los trabajadores, hasta los espacios y servicios del inmueble. Esta ley estaría supervisada por un servicio de inspección. Todo ello permitiría ordenar el sector y dar pasos hasta conseguir que estos servicios sean 100% públicos.

Es necesario un nuevo concepto de residencias, acorde con las necesidades que la sociedad exige y necesita. El funcionamiento de las actuales residencias ha cambiado muy poco, son herederas de los viejos asilos, centros asistenciales donde el residente es una simple mercancía. Si la residencia es privada, el residente se convierte en un sujeto de negocio, si es pública, la residencia no pasa de ser una guardería y un alivio ante las imposibilidades y diferentes motivos que le impiden ser atendido en su familia.
Las residencias han de convertirse en el nuevo hogar para los residentes, en centros que posibiliten un envejecimiento activo, donde el morador pueda mantener su intimidad, pueda sentirse útil, participe en la dirección y gestión del centro, y  potencie la socialización de los convivientes. Este nuevo concepto exige también un cambio en la arquitectura de estos centros, deben estar construidos dentro de los cascos urbanos, facilitando así mantener el contacto con la sociedad. Esto obligaría a los ayuntamientos a asignar espacios para estos inmuebles en los planes urbanísticos.
Las organizaciones de mayores, los movimientos sociales, sindicatos y organizaciones políticas, tienen que seguir profundizando en esta realidad, tienen que aprovechar estas enseñanzas que nos deja la pandemia para buscar alternativas. El quedarse en las denuncias, en las deficiencias y mala gestión de estos centros, por muy importantes que sean éstas, si no se pasa al campo de las alternativas, hará que se pierdan un sinfín de energías, y  el no haber aprovechado los tiempos de cambio que hoy se abren.


MENDECILLOS
La bandera de España rompe su silencio: “Apartadme de los putos fachas”
La enseña rojigualda afirmó que “nunca he sido de izquierdas, pero coño, qué menos que democrática, a la que me despisto me meten encima un pájaro muerto y ya huele la cosa…”

Ana Botella declara que ella sí que entiende a su marido
La exalcaldesa de Madrid hizo estas declaraciones a la salida de una conferencia de José María Aznar ante la incredulidad de los asistentes. La traductora a lengua de signos sufrió un ictus

El TSJCyL afirma que “los de Vox pueden hacer lo que les salga de los cojones”
El presidente del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León declaró que es una medida para “desatascar los juzgados” y que no tengan que pedir más permisos, a lo que añadió: “¡Arriba España!”

Descubren que donde hay nazis, Ana Rosa ve monjas de la caridad
Un estudio reveló esta distorsión de la percepción cuando, ante un grupo de neonazis entonando el ‘Cara al sol’, la presentadora afirmó: “¡Qué majas las monjitas cantando el Ángelus!”

Los medios coinciden: “Qué bueno que era Anguita, ahora que está muerto”
Los editorialistas señalan que sus ideas se entienden mejor ahora que está más “tranquilito”, y concluyen: “A los actuales les aclamaremos, cuando lleguen a donde está ahora don Julio”



Las dos Españas y las cacerolas por Javier Gallego
Artículo aparecido en carnecruda.es
Hay una España que no tiene para llenar las cacerolas y otra que las golpea. La que más razones tendría de hacer ruido sería la primera, pero paradójicamente la que la lía y se queja es la segunda. Una hace cola para recibir la ayuda de sus vecinos, la otra se ha hartado de pensar en la salud colectiva. Las dos Españas se resumen en esa cacerola. La España de las cacerolas vacías es solidaria, la España de los cacerolazos sólo piensa en sí misma.
Esta epidemia claro que distingue clases sociales. Ha sacado lo mejor de la mayoría que tiene menos y lo peor de la minoría que tiene de sobra. En los barrios más pobres se organizan para rescatar a los que lo necesitan, en los barrios más ricos, para poder salir con las berlinas. Este fin de semana sacaron los coches a la calle como quien saca los tanques. Parecía que fueran a conquistarla. La Reconquista que diría el del megáfono que lideraba la espantosa comitiva. Toman las calles como toman la bandera, como si fueran sólo suyas.
Pero les salió el tiro por la culata. La imagen era siniestra. Recordaba a la caravana infernal de Mad Max. Facha & Furious, que dijo un tuitero. Nada más tóxico que una manifestación de coches atascando a bocinazos una ciudad que ha descansado del ruido y la contaminación durante dos meses de alivio. Una manifestación así espanta a cualquier persona sensata sin importar su ideología. A decir de las encuestas, la extrema derecha vocinglera espanta a la mayor parte de la ciudadanía.
Son mucho ruido pero pocas nueces. Menos nueces de las que parecen. La inmensa mayoría de este país, esté a favor o en contra del gobierno, sale a aplaudir o a pasear tranquilamente, no a reventar la cuarentena. Pero la prensa y las redes amplifican a la minoría de las cacerolas y acaban convirtiendo en fenómeno de masas lo que es anomalía. Lo hicieron con Vox, lo están haciendo con las caceroladas, empeñados en ayudar a la derecha y la ultraderecha a ganar a sartenazos lo que no ganaron en las urnas. Esto va de echar a los rojos antes de que acabe la legislatura.
A nadie se le oculta que no tiene nada que ver con la gestión de la epidemia porque entonces se criticaría también a los gobiernos autonómicos conservadores que han desmantelado la Sanidad pública y que han cometido errores graves como Sánchez. Esto va también de las dos Españas, de señoritos y criados, los que mandan y los mandados. Si el Gobierno quiere evitar que la revuelta de los de arriba se contagie a los de abajo, lo que tiene que hacer es políticas sociales que les saquen del hoyo. El ruido de las cacerolas de los ricos sólo se apaga llenando las de los pobres.


Siempre se trata de eso. Del reparto de la riqueza. Hay una España que necesita la renta básica para sobrevivir, otra que la llama paguita. Una que pide que se derogue la reforma laboral, otra que se indigna cuando se aprueba derogarla o cuando se pide subir los impuestos a las grandes fortunas. Españolito que vives en cuarentena, te guarde Dior. Hay una España que golpea las cacerolas propias y otra que ayuda a llenar las ajenas. La primera te helará el corazón, la segunda te lo calienta.





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