lunes, julio 12, 2021

DE PANES Y PECES

 Por BISCUTER

El pulso por lo material debe ocupar el espacio central del debate. Menos banderitas rojigualdas y menos apelaciones agónicas al combate entre fascismo y democracia y más hablar del pan y los peces y su distribución. Tenemos en el mundo 108 millones más de trabajadores pobres, que antes de la pandemia. En los últimos diez años la tasa de pobreza extrema en la Comunidad de Madrid se ha duplicado. En el conjunto del país uno de cada cinco personas se encuentra en riesgo de pobreza, uno de los porcentajes más altos de la Unión Europea. La vivienda social en Holanda supone el 30% de la vivienda disponible. En España apenas alcanza el 2,5%. Cinco grandes bancos controlan el 71,5% del negocio bancario en España. Antes de comenzar la crisis de 2008, controlaban el 42%. El último informe del Banco de España sigue las enseñanzas de la CEOE y de la patronal bancaria, y vuelve a engañar a los españoles diciendo que la subida del salario mínimo fue negativa para la economía. La misma institución que no se enteró del pufo bancario que se preparaba con la burbuja inmobiliaria, y que paga a su señorito director 182.000 € anuales. La UE, Reino Unido y Suiza, lugares donde se producen buena parte de las vacunas anticovid, se niegan a levantar las patentes de estas vacunas, a pesar de la emergencia mundial. Hace unos días, la escritora india Arundhati Roy contaba que estaba siendo testigo en su país de un crimen contra la humanidad, por la situación generada por la pandemia, la falta de vacunas y la nefasta gestión del primer ministro ultraconservador Narendra Modi. Hablar de patentes durante una pandemia es hablar de una comercialización de vidas humanas, es jugar a la ruleta rusa con la vida de millones de personas.

Dice Carlos Fernández Liria que hace varios siglos que la humanidad contrajo un virus fatal, una especie de pandemia económica a la que hoy en día podríamos llamar “coronacapitalismo”. El problema, sin duda, es que una parte de la gente está educada para ver como algo natural el orden existente. Hay quien ve al pobre o al emigrante como una amenaza y no quiere enterarse de que una niña nacida en Sierra Leona vivirá 43 años menos de media que una niña nacida en Suecia. Hay quien no cae en la cuenta que es indigno retribuir con 500 millones de euros a una estrella del futbol, mientras se está pagando solo 2 euros a la hora a un trabajador precario. Decía Valle Inclán en Luces de Bohemia que en España los señoritos solo piensan en robar. Se estima que las empresas y millonarios españoles tienen 190.000 millones en paraísos fiscales. Esta forma de desprecio al país del que sacan sus beneficios, nada bueno augura al futuro de nuestra comunidad.

Si el deseo por cambiar esta realidad material no dirige nuestros esfuerzos, si no somos capaces de poner en el centro de la agenda pública esta cuestión, los medios de comunicación seguirán jugando al despiste. El soberano actual es el propietario de esos medios, unos medios que se dedican generalmente a ocultar lo que nos pasa. Para ejemplo, nuestro ciudadano kane burgalés. Un año más Méndez Pozo y el encausado Ulibarri han recibido de la Junta de Castilla y León 25,2 millones de € de subvención directa para sus televisiones. En sus manos estos medios de comunicación son armas de confusión masiva. La subvención pretende asegurar el dominio ideológico de la derecha, pero también es un instrumento de extorsión a derecha e izquierda, pues los partidos con responsabilidades gubernamentales tanto en el Ayuntamiento como en la Diputación no se atreven a llevarle la contraria al Jefe, no vaya a ser que les ponga a caldo en su periódico o en sus televisiones. No hay más que ver los miles de euros del erario público que ha succionado la Fundación VIII Centenario de la Catedral, para hacer una cultura desde arriba, jerarquizada, con aire decimonónico y entregada al mero espectáculo.

En los últimos tiempos hemos visto como la palabra libertad es utilizada como eslogan político, apelando al cansancio generado por las restricciones impuestas con la pandemia. Se confunde el hacer lo que uno quiere, tomarse unas cañas o jugar al padel, con la libertad y se olvida lo que dijo Antonio Machado, que la libertad más bien consiste en poder pensar lo que uno hace. Nos animan a ser idiotas, en el sentido etimológico de la palabra. En la antigua Atenas, los idiotas eran los que solo se preocupaban de lo suyo, que solo se miraban el propio ombligo y no querían saber nada de lo común, vivían al margen de los asuntos de la polis. Estos cantos de sirena nos impedirán llegar a buen puerto. El filósofo liberal Isaiah Berlin resumió a la perfección en una frase lo que puede pasar con la libertad mal entendida: la libertad del pez grande es la muerte del pez chico.

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