martes, julio 13, 2021

EL ETERNO RETORNO

 Por FERNANDO ORTEGA BARRIUSO

Uno no se quiere poner exquisito con ese título, pero es lo primero que se le ocurre analizando la situación actual. Venimos de un año trágico, extraño, duro, en el que se nos avanzaba que al final de ese periodo nada iba a ser igual que antes y que ese modo de vida iba a quedar archivado en el disco duro de la historia. ¡Por fin, pensaba, vamos a pasar de la Protohistoria a la Historia! Pero cualquier tema que está encima de la mesa no deja de tener un rastro de déjà vu, o del clásico de “Que todo cambie para que todo siga igual”.

En este año berlanguiano el susodicho, y su colega Azcona, se estarían frotando las manos con situaciones que bien pueden recordar a la Escopeta nacional, con su red de chanchullos, sumisiones y patriotismos casposos; Plácido, o la caridad por falta de justicia, o Bienvenido Mr. Marshall y su esperanza de que los americanos resuelvan los problemas domésticos. Y el que uno tenga que escribir este texto controlando el reloj, para poder

hacerlo en horas valle, a la luz de las velas para no tener que enriquecer la bolsa de las grandes compañías eléctricas.

Y es que la trama Gürtel y demás recuerda a aquello de que “la calle es mía” de Fraga, transmutado en “las instituciones son mías” de otras generaciones, utilizando recursos, poderes, policía y jueces para sus propios intereses. La Banca, siempre arañando –como buenos sucesores de los usureros- en su beneficio, con esa filosofía de lo mío es mío y lo de los demás también. La Iglesia poniendo una vela a Dios y otra al Diablo, sacando pecho con sus ayudas sociales (pagadas por la ciudadanía) pero arrastrando su vena decimonónica en sus discursos morales y de enseñanza. La Economía dando un pasito p’alante y otro p’tras. La Corona, los medios de información, los diversos poderes, en fin, incentivando una vez los cruceros, el turismo, el consumo, la compra compulsiva, viajes, ropas… El “vivir a la madrileña”, sin querer ver quienes se van quedando en la cuneta, se suicidan por los desahucios, o no tienen qué comer o dónde dormir…

Teniendo siempre presente a África, Palestina, migraciones, violencias varias, Siria, etc., etc.

Los que pensamos que “Tenemos todo el futuro por delante”, como rezaba uno de los lemas de la Asamblea de Podemos, también vamos viendo que en ese camino van quedando muchas personas a las que se les podía haber evitado muertes en las residencias, suicidios por causas sociales, depresiones, penurias… La pandemia parecía que nos había mostrado nuestras vergüenzas y nuestras limitaciones y dado valor a profesiones muchas veces desacreditadas, desde el personal sanitario en todas sus escalas, a los maestros y profesores, pasando por camioneros, reponedoras, repartidores, agricultores, etc., etc. y el valor de lo sencillo, de lo básico: música, lectura, relaciones más profundas, vida interior, ciudades más a escala humana. La ayuda mutua, en fin. La apuesta –como hizo Berlanga- por los perdedores, por la gente anónima, por los cuidadores…

Pero no.

Y en Burgos parece ser que se hace lo que se puede, con este Ayuntamiento bicefálico, extraño, que camina un tanto a impulsos, que reconoce que el millón y medio de euros que ha aportado para los fastos de la catedral no han repercutido para la ciudadanía, con espectáculos destinados a un aforo selecto y limitado, o que se van a destinar 650.000 euros al Burgos C.F. por su ascenso a 2ª División, sin que se logre después de tanto tiempo una mayor participación ciudadana y un proyecto ilusionante para la ciudad, bloqueada desde hace tiempo.

Proyecto ilusionante que podía haber sido la Catedral 2021 que aunque recordando lo dicho por García Lorca de que “en ella descansan los personajes de las tres clases que más hieren a los pueblos: arzobispos, guerreros y reyes” podía haber sido retomado como un proyecto laico, ciudadano, para recuperar lo que la catedral fue y ha significado: la catedral hizo crecer a la ciudad y ésta lo hizo a ella; una imbricación continúa en donaciones, personas, urbanismo, ideas, que podía haber ido descubriendo por capas lo que para la sociedad burgalesa ha supuesto la catedral y esta para Burgos. Vamos, una catarsis del siglo XXI.

Y hay que recordar que recordar (ejem) significa “volver a pasar por el corazón”, no limitarse a reunir piezas, datos o hechos sin hilazón. Mucho ruido y pocas nueces, que diría un castizo.

En fin, mientras la provincia, pese a esa moda que dicen de volver a lo rural, se despuebla, se abandona de nuevo a ser reserva de materias primas para exportarlas. Primero fueron sus ahorros, luego sus gentes empujadas a la emigración, siempre sus materias primas: patatas, trigo, leche, uvas… Y ahora le energía en forma de esos grandes parques eólicos y solares que van ocupando los altozanos para mayor beneficio de los de siempre.

“Tenéis que ser la mosca cojonera que esté zumbando hasta cambiar el sistema”, escribió un ciudadano anónimo en el 15-M. No queda otra. Mientras quizá todos debiéramos de escribir cien veces, cual párvulos, “Nosotros somos el 99%”.

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